Sara Sorribes vuelve al tenis: «Estoy mejor y con ganas de intentarlo. Cuando paré no veía ninguna opción de volver. No daba para más»

Plusdeporte54 minutes ago24 Vistas

Sara Sorribes juega con su madre, Manoli, en una pista ambientada con murales de la tenista. Hay un intercambio potente y firme en la mano, y en su rostro, relajación, ilusión y risas. Hace apenas unas semanas, en un peloteo parecido, Sorribes (Castellón, 1996) no aguantó ni tres minutos. No podía. No podía. Ese no poder lo volcó en abril en un impecable texto manuscrito que le salió sin pensar: «Sufro desde hace meses dentro de una pista de tenis». Seis meses después, la castellonense se sienta con ABC y se abre sobre este proceso de pausa y vuelta al tenis (en Chile, 17-23 de noviembre) en una conversación íntima y emocional en la que se cuelan a ratos el viento, el frío, el calor y finaliza con sol, un reflejo de cómo ha sido este transitar interior de reconocimiento, meditaciones y cuidado. Y anuncia que vuelve a las pistas.

—¿Cómo está?

—Estoy mejor y contenta de tener ganas, alegría e ilusión de meterme en la pista e intentarlo.

—En 2024 ganó en Madrid y el bronce olímpico, y en 2025 también ganó Bogotá. Y aun así, algo no iba bien, ¿no?

—Había muchas cosas que no funcionaban. Yo no quería entrar a jugar, no quería ir al club, no quería ir a entrenar. Eso es difícil de explicar para una persona que lo ha vivido todo con mucha pasión. Yo tenía la ilusión de los Juegos Olímpicos, pero yo ya quería parar ahí. Me decía a mí misma: ‘Sara, quieres parar porque no te quieres ir a Estados Unidos, que está lejos. Sara, quieres parar porque no te quieres ir a Asia, que está lejos. Sara, quieres parar porque no te quieres ir a Australia, que está lejos’. Pero cuando llegó el torneo de Madrid, que tenía que coger una hora y media de entrenamiento, y no me veía capaz, ahí dije, ‘ya no te sirve’. Venía a entrenar, no daba el nivel, mi cabeza no rendía, mi cuerpo no rendía. En mí quizá no se veía porque siempre voy con sonrisa y con ilusión. Y creo que este proceso puede ayudar porque si le pasa a una persona que tiene ilusión por todo…

—¿Cómo fue hasta que toma la decisión de parar?

—Tienes miedo, tienes mucho miedo. No sabes que hay más allá del tenis. No tienes ni idea. Soy una persona a la que le gusta mirarse y trabajarse, y aun así es difícil que sepas quién eres fuera del tenis. Y eso da vértigo. Llevas haciendo 28 años una cosa, soñando con una cosa, y vas viendo que no… Me levantaba con ilusión y decía, ‘venga va, que hoy sí, venga va’. Y llegaba, entrenaba diez minutos y me tenía que ir. No podía.

—¿Hay sentimiento de culpa en la decisión?

—Tienes el momento de que te dices: «Qué floja, por qué no has aguantado más. Pero si no estaba tan mal, seré yo». Lo primero que tiene que cambiar es que nosotros no lo veamos así. Cuando pierdes tantas semanas y tienes ese autoexigencia contigo mismo, no llegas a ver lo difícil que es lo que estás haciendo. Es muy difícil lo que hace un atleta, un deportista. Es muy complicado. Pero tú lo ves como lo normal, lo que tengo que hacer. Pero es muy difícil el deporte de élite. Permítete ser persona. Acéptate. ¿Puedo parar? Claro que sí. Y no pasa nada. Soy supervaliente por querer escucharme y por querer ver esta parte de mí. Estoy superorgullosa de haber parado. No sé cómo hubiese podido acabar. Yo hablo mucho las cosas, las comparto. Voy a mi entrenador y les digo ‘tengo mucho miedo’. Y me ellos me transmiten la tranquilidad de poder compartir eso y es muy positivo. Si lo normalizas, lo hablas, te sientes escuchado, ya tienes mucho adelantado.

«Tienes mucho miedo. No sabes que hay más allá del tenis. Es difícil que sepas quién eres fuera del tenis. Y eso da vértigo».

—¿Costó más la decisión porque juega usted, pero tiene a más gente al lado: entrenadores o sus patrocinadores, como Nara Seguros?

—Sí, pero no. Saber que la gente que tenía al lado me apoyaba me dio mucha mucha tranquilidad. Mis entrenadores [Silvia Soler y Paco Fogués] habían pasado todo el proceso conmigo. Sabían que yo así no podía seguir. Yo he tenido un momento en el que he querido volver antes a entrenar y han sido ellos los que me han parado. Que van a cobrar menos, pero es que han mirado todo el rato por la persona. A Paco cuando se lo conté, se puso a llorar de contento. Me dijo: «Ya era hora, Sara, claro que sí». Eso dice mucho.

—¿El tenis va tan rápido que no deja espacio ni tiempo para reflexionar en lo que uno hace?

—Es difícil darse cuenta mientras uno está dentro. Incluso queriendo escuchar mucho a tus entrenadores, a la gente que tienes al lado, trabajando con psicólogos, haciendo terapia. Es difícil. A todos nos iría un poquito mejor si consiguiésemos mirarnos un poco más y saber hacia dónde queremos ir y en qué punto está el tenis. Que sí, que es superimportante y que lo hemos hecho toda la vida, pero que no es nuestra vida.

—A veces esto no es solo por una sola causa, sino que se acumulan muchas cosas, ¿tiene ahora las herramientas para volver sin recaer?

—He aprendido mucho. Y estoy en querer seguir aprendiendo mucho. Cuando un día en terapia la psicóloga me dijo: «¿Cómo no vas a parar si tienes esto, esto, esto?» Y cuando iba por ocho le dije ‘vale, ya está bien’. Ya no me cuentes más, ya no me digas más cosas de las que había. Pero siento que he tenido el tiempo suficiente para ir trabajándolas todas de a poquito. Para mirarme, para escucharme, para entenderme. Y eso, unido a pensar que el tenis no me define, me da la tranquilidad para decir que quiero intentarlo. Pero si veo que no puedo, no pasa nada. Me vuelvo a mi casa que sé que he estado muy bien. A mí me gusta mi vida fuera del tenis. Y eso creo que es difícil de encontrar.

—¿Qué ha descubierto en este parón y este viaje interior? 

—La vida. Y de mí he descubierto que soy Sara. Y que me caigo bien. Es muy importante estar bien con uno mismo; caerse bien, que le guste su carácter, su forma de hacer las cosas. No lo sabía. No lo sabía. Siempre he tenido buen carácter, pero nunca me había parado a ver, a reflexionar y a pensar el tiempo suficiente. ¿Quién soy? ¿Cómo soy? ¿Por qué actúo de esta manera? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es lo que quiero?

«Cuando paré no veía ninguna opción de volver. Diría que era un 90-10. Fui a pelotear con mi madre y no aguanté ni tres minutos»

—¿Cómo fue ese primer día sin tenis?

—Siempre salgo a correr sin cascos, sin reloj, sin nada. A los siete minutos estaba de vuelta. No daba para más. Ese era mi máximo. Y el día que puse el comunicado, guardé el móvil en la bolsa y me fui con una amiga mía a una de las montañas que hay aquí. Ya cuando vuelva veré qué pasa. Pero es que no podía. Entonces no era ¿y qué voy a hacer sin el tenis? Es que no puedo. Los primeros días estaba mucho en el sofá, en la cama, dormía muchísimo. No tenía fuerzas. Intentaba, pero no. Cuando veía que estaba un poco mejor y quería hacer un poquito más, el cuerpo me volvía a tirar para atrás y me volvía a parar. Y ahí tienes que volver a hacer un trabajo contigo misma y decirte que solo ha pasado un mes. Que necesitas un poco más.

—¿Sabía que volvería o iba día a día?

—Cuando paré no veía ninguna opción de volver. Diría que era un 90-10. En esta pista, al mes de parar, me dijo mi madre: «Sara, ¿me acompañas un ratito a jugar?» Dije: «Sí, mamá, te acompaño». Entramos, no llegamos a pelotear de fondo. A los 3 minutos me tuve que ir con un ataque de ansiedad, un sábado por la tarde jugando con mi madre. Y había pasado un mes. No veía ninguna opción de volver.

—¿Había información sobre cómo quedaría el circuito o no estaba en eso?

—Sabía que estaba el ranking protegido porque yo lo tuve por el pie y porque alguna compañera lo había tenido por salud mental, pero… He podido volver a entrenar porque mi madre lo había guardado todo muy bien. Si hubiese sido por mí, no sé qué hubiese pasado.

—¿Llegó a odiar el tenis?

—No sé. Llegué a sufrirlo mucho. Porque cuando una persona viene a jugar con su madre un sábado por la tarde y para a los tres minutos… ¡Ostras! Es que está muy mal. Yo tenía mucho miedo a la sensación de entrar en la pista y volver a sentir esos ataques de ansiedad. Eso era realmente difícil. Porque los había sentido durante mucho tiempo. Muchas noches con ataques de ansiedad. Muchos lloros.

«Descubrí que soy Sara, y que me caigo bien. No lo sabía. No había tenido el tiempo para reflexionar quién soy, cómo soy y qué quiero»

—¿Se castigaba demasiado?

—El tenista es muy exigente, y tienes que serlo. Pero también tienes que darte el cariño necesario y decirte que lo estás haciendo bien. A eso nos deberían enseñar mucho más. A educar con un refuerzo positivo, y no negativo.

—¿Cómo fue ese trabajo sin raqueta?

—A mí la terapia me ayuda mucho. Y tener conversaciones con gente de la que aprendo, que me ayuda, que entiendo. Yo necesito entender las cosas. El porqué estoy aquí, el porqué he llegado hasta aquí, de dónde vengo. Quizá pienso demasiado, pero creo que he ido avanzando en ese proceso.

—¿Cuánto más fuerte se ve ahora?

—Mucho porque siento que este año ha sido un aprendizaje brutal, real. Aprendes en los torneos, sí, pero todos estos días los he pasado aprendiendo muchas cosas. Porque tenía tiempo, porque lo necesitaba y porque no estaba acostumbrada a tenerlo. He querido pararme, he querido irme al Camino de Santiago sola. Algo que no había hecho jamás. Porque siempre viajas con gente. Y de repente te ves ahí solo y dices: «¿Y ahora qué?» Pues tendré que caminar. Si encima soy fatal para orientarme, a ver qué hago. Y me noto más fuerte sobre todo porque creo que estoy mucho mejor fuera de la pista. Porque llevo menos mochilas, menos cargas, menos piedras y eso te hace poder moverte diferente.


Sara Sorribes pelotea en su club


Lucía Ramírez

—También es difícil estar solo, ¿no le agobiaba pensar demasiado?

—Sí, sí, sí. Y había días que intentaba no pensar, pero era muy difícil. He leído mucho, aunque poco de autoayuda. He intentado aprender a tocar el piano, que por lo menos eso me tenía concentrada. Fatal, ¿eh? Pero por lo menos me tenía ahí muchas horas y me divertía y me encantaba. He hecho yoga, he limpiado mucho la casa, he jugado al pádel con amigas. He pasado mucho tiempo con mi familia, con mi abuelo, que hace mucho tiempo que no podía pasar, con mi hermano. He podido vivir y hacer cosas que no había podido hacer nunca. Organizar un viaje, por ejemplo: ¿vas a estar en dos semanas? Sí, sé que voy a estar, y eso era increíble.

—¿Ahora el tenis no la define?

—Sí. Y eso es superimportante. Y tener tiempo para equilibrar todo. También creo que tienen que ser personas que quieran mirarse. No paro porque paro. Paro porque sí, estoy trabajando en mí y quizás no se ve ese trabajo. Es un crecimiento que creo necesario para todos. El tiempo pasa muy rápido y si no conseguimos pararnos en cierto momento para entendernos y seguir avanzando, queda todo muy… Y no sé hasta qué punto uno puede llegar a ser feliz del todo con todo plano, sin salir de la rueda.

«Este parón ha venido en el momento ideal. Si hubiese venido más tarde no hubiese sido capaz de darle la vuelta»

—¿Cuándo empezó a respirar con los dos pulmones a tope?

—Como a principios de septiembre ya empecé a querer hacer algo más, a hacer algo de físico. En agosto jugué algunos días al tenis, un par de días a la semana y en septiembre empecé a querer entrenar. Físicamente no estaba mal porque en cuanto mi cuerpo me dejó salía a correr, iba al gimnasio… Y creo que eso que me ayudó a poder estar mucho mejor este tiempo. Ahora a mitad de octubre respiro superbién.

—¿Y a disfrutar del tenis otra vez?

—Yo creo que sí. Creo que este parón ha venido en el momento ideal. Si hubiese venido más tarde no hubiese sido capaz de darle la vuelta. Hubiese ido a peor, más mayor y me hubiese costado más volver. Esto ha venido cuando tenía que venir. Estoy superfeliz, supercontenta y superorgullosa de haber parado. Ha sido de las mejores decisiones de mi vida. Y me hace feliz pensar que todavía me queda tiempo para disfrutar del tenis, me queda tiempo para volver a intentarlo. Y, ostras, volver a intentarlo con ilusión.

—¿Qué es ahora el tenis?

—Es algo precioso que me ha ayudado a crecer muchísimo como persona en todos los ámbitos. Me ha llevado hasta el día de hoy con sus pros y sus contras. Yo estoy muy feliz. Me ha dado mucho el tenis. No hubiera pensado en ganar lo que he ganado, y el bronce ni te cuento. Pero si no va por donde yo quiero… He dado todo lo que tenía, pero soy así. No lo cambiaría por nada. Lo he disfrutado y ojalá lo pueda disfrutar. Antes pensaba que me quedaba un año o dos, ahora pienso bueno, ya veremos.

—Terapia, amigos, ¿has recibido el apoyo que necesitaba?

—Mucho más. Muy sorprendida. Yo pensé que sería, bueno, Sara para de jugar y ya está. Pero no lo sentí así. Lo sentí muy acogedor y mucho más grande que lo que pensaba. Gente que se preocupó, recibí mucho cariño. Y me sorprendió porque no lo hice público para recibir ese cariño, sino porque me salió. Me cuesta poner cosas en redes sociales y si lo hago es porque lo siento. Este fue el post qué más claro he tenido en mi vida. Cuando jugaba, al día siguiente iba con un café y con la libreta a apuntar cosas. Perdí en primera ronda en Bogotá, me fui con el café y escribí eso. Tal cual. Aquí hay algo que falla. Y efectivamente.

—¿Qué espera sentir en esta vuelta?

—Espero llevar bien estas semanas que quedan, que no va a ser fácil. Desde el momento en el que sé que estoy apuntada para Chile mi cuerpo reacciona un poco diferente y eso también lo tengo que saber llevar. Pero te diría que mi gran objetivo para este año es ir a los torneos y volverme con la sensación buena de que he querido estar aquí. No llegar y a los tres días decir esto no era lo que quería. Yo paré siendo muy consciente de todo: de por qué paraba, de cómo estaba, de cómo me sentía y de lo que no quería. Y hay ese miedo de que, a pesar de que he hecho todo este proceso bien, que me he cuidado, he trabajado mucho en mí, quizá la competición hace que mi cuerpo reaccione distinto a como yo quiero. Lo quiero llevar muy poco a poco, intentarlo e ir día a día.

—¿Habrán desaparecido los miedos?

—Algunos. Esto es otra cosa. No es miedo, es no juzgar de esa manera. Si esa pelota no ha ido ahí, no ha ido, pues ya está. Y eso con muchas cosas. Miedo tengo, y tendré. Y me parece bonito tenerlos. Si no tuviese miedo a irme de torneo es que a lo mejor me he equivocado y tenía que haber vuelto antes. Y me vendrá la pelota en el partido y lo tendré. Estoy segura. Pero quizá sí desaparece lo de no juzgar de esa manera. Voy a ver cómo convivo con él estas semanas que me quedan antes de competir.

—¿Puede haber un paso atrás?

—Sí, sí, sí. Y feliz, ¿eh? Con la cabeza bien alta. Con la cabeza muy alta. «Sí, Sara, lo has intentado, no ha podido ser». Me he inspirado mucho más de lo que pensaba.

¿Es otra Sara la que saldrá ahora a la pista?

—Será Sara. Antes era Sara Sorribes Tormo la tenista. Ahora va a jugar Sara. Juego por mí. Que eso tampoco se enseña. Hay mucha gente que te ayuda, sí, pero tú haces un esfuerzo supergrande. Hay que aprender a darte cariño y a valorar lo que haces. A la Sara de antes le diría: «Date mucho valor porque es muy difícil lo que haces y lo estás haciendo muy bien».

0 Votes: 0 Upvotes, 0 Downvotes (0 Points)

Publicación anterior

Publicación siguiente

Sintoniza la radio que combina las noticias deportivas con música ideal para ti



Escucha la radio que toca el deporte

Orienta y guía nuestra labor

Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y síguela.

Salmo 34

Mantente informado con las últimas y más importantes noticias

Publicidad

Cargando Siguiente publicación...
Seguir
Buscar
Popular hoy
Carga

Signing-in 3 seconds...

Signing-up 3 seconds...