BERLÍN — Los funcionarios ucranianos y europeos respiraron hondo tras esforzarse por suavizar el sorpresivo plan de paz del presidente Donald Trump, favorable al Kremlin.
Pero una incómoda realidad se cierne sobre el frenesí diplomático:
todo dependerá de lo que el presidente ruso, Vladimir Putin, esté dispuesto a aceptar.
El líder ruso ha señalado que está preparado para seguir luchando en la guerra, a pesar de las grandes pérdidas en el campo de batalla y el sufrimiento económico en el país, con el objetivo de obligar a Ucrania a aceptar demandas que subordinarían a la nación a Rusia.
Según los analistas, la realidad sobre el terreno da pocos motivos a Putin para moderar sus condiciones.
Ucrania cede territorio a un ritmo acelerado.
Lidia con un escándalo de corrupción interna.
Además, se está quedando sin fondos y soldados, y está perdiendo la paciencia de Estados Unidos.
Un miembro de primera respuesta habla con residentes tras un ataque ruso contra su edificio de apartamentos en Sloviansk, en la región ucraniana de Donetsk, el 9 de octubre de 2025. (Tyler Hicks/The New York Times
Para el líder ruso, esperar un colapso más amplio en Ucrania podría significar concesiones aún mayores.
“La esencia de su guerra es debilitar a Ucrania”, dijo Tatiana Stanovaya, investigadora principal del Centro Carnegie Rusia Eurasia.
Mientras bombardea la infraestructura ucraniana y gradualmente toma más territorio, el líder ruso cree que obtendrá lo que quiere, dijo Stanovaya, “si no ahora, entonces en seis meses, si no en seis meses, entonces en un año”.
Puede que Putin no sea un estratega experto, como lo demuestra su enorme subestimación inicial de la capacidad de Ucrania para contener a las fuerzas rusas.
Pero entiende perfectamente que tiene la sartén por el mango en la guerra, afirmó Stanovaya.
“Ucrania está sumida en una crisis cada vez más profunda, y tarde o temprano se derrumbará; él lo sabe con claridad, y eso es todo”, dijo.
“No necesita saber nada más”.
Exigencia
Putin ha declarado que exige una garantía vinculante de que Ucrania no ingresará en la OTAN, una promesa de que la alianza militar occidental no se expandirá más hacia el este, límites a la fuerza militar de Ucrania y protección especial para el idioma ruso y la Iglesia Ortodoxa Rusa en Ucrania, entre otras exigencias.
Las conversaciones en Alaska este verano se centraron en el deseo de Putin de tomar posesión de la totalidad de las regiones orientales ucranianas de Donetsk y Luhansk, incluidas las partes que aún están en poder de Ucrania.
En los últimos días, funcionarios europeos expresaron su consternación por los puntos del plan que limitarían a la OTAN y otorgarían a Moscú poder sobre la seguridad europea, lo que convenció a funcionarios estadounidenses de que llevaran estos asuntos a una vía de negociación independiente.
Ucrania ha presionado para que la línea de frente existente sea el punto de partida de las negociaciones territoriales.
También ha cuestionado los límites propuestos a su ejército.
Steve Witkoff, enviado especial de la Casa Blanca a Oriente Medio, escucha al presidente Donald Trump durante su ceremonia de juramentación en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el 6 de mayo de 2025. (Eric Lee/The New York Times)
Moscú ha desestimado como improductivas las contrapropuestas europeas que circularon en los últimos días y ha sugerido que cualquier plan que se aparte de los entendimientos fundamentales que alcanzaron Estados Unidos y Rusia durante la cumbre de Alaska sería imposible.
Postura
Hay indicios de que Putin ni siquiera habría aceptado el plan original de 28 puntos que causó indignación por su inclinación hacia Rusia cuando surgió la semana pasada.
El líder ruso afirmó que el plan podría servir de base para un acuerdo de paz, pero que aún requeriría un debate sustancial.
Su principal asesor en política exterior, Yuri Ushakov, afirmó que muchas de las posturas eran aceptables, “pero no todas“.
Los límites propuestos a la fuerza militar de Ucrania, por ejemplo, fueron más generosos que los que Moscú planteó en las fallidas negociaciones de 2022.
El plan estadounidense no impondría límites al armamento militar ucraniano.
Además, exigía el uso de fondos soberanos rusos congelados en Europa para la reconstrucción de Ucrania.
Todos estos puntos podrían ser puntos de fricción para Putin.
El Kremlin anunció que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, regresaría a Moscú la próxima semana para discutir los detalles.
Trump anunció la visita en redes sociales y afirmó que el secretario del Ejército estadounidense, Daniel P. Driscoll, se reuniría con los ucranianos.
Si bien Putin ha declarado su disposición a continuar la guerra, el líder ruso también está deseoso de profundizar la relación con Trump, lo que podría resultar en un alivio de las sanciones, cooperación económica y mayores beneficios geoestratégicos.
Los analistas afirman que el líder ruso se siente atraído por esta perspectiva, pero no sacrificará sus principales objetivos bélicos para lograrla.
Rusia también se ha enfrentado a una campaña de ataques ucranianos contra sus instalaciones petroleras y militares, que Trump amenazó con reforzar este año con el suministro de misiles Tomahawk de largo alcance antes de retirarse.
Moscú puede estar esperando que si la última ronda diplomática no resulta en un acuerdo de paz, esto lleve a Estados Unidos a romper todo apoyo a Ucrania, posiblemente acelerando una desintegración del país.
“Putin aún lo quiere todo”, dijo Max Bergmann, director del programa de Europa, Rusia y Eurasia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
“Pero lo principal que quiere es tener a Ucrania en su órbita. Y si él no puede tener a Ucrania, nadie podrá”.
Bergmann señaló que este año algunos intentos diplomáticos similares fracasaron.
“En cierto modo, esto es un tiovivo”, dijo.
“Con cada iniciativa, te subes al tiovivo, hay un frenesí de actividad, parece que vas a alguna parte y finalmente se detiene y te bajas en el mismo lugar donde estabas, que es la guerra que simplemente continúa”.
