El funeral celebrado en memoria de Charlie Kirk , además del triunfo de la voluntad de Trump, ha sido una sobredosis de religión. Los asistentes que abarrotaban un estadio de fútbol americano en Arizona pudieron escuchar a políticos, ‘influencers’ y líderes evangélicos hablar más de Dios que los feligreses en cualquier misa dominical. No se privaron ni del Nuevo Testamento (la viuda perdonó al asesino de su marido) ni del Antiguo Testamento (la ley del talión del presidente reafirmando su odio y afán de venganza contra sus oponentes políticos).Durante la ceremonia, se canonizó a Charlie Kirk como mártir de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos , que garantiza tanto la libertad de culto como la libertad de expresión. Lo que nadie recordó durante el responso de más de cinco horas es que la Primera Enmienda, inspirada por la experiencia de los puritanos como minoría religiosa perseguida, establece una estricta separación entre Iglesia y Estado.Mezclar tanta religión con política debilita todavía más a la amenaza democracia americana. Se intenta sustituir la Constitución por las Sagradas Escrituras; la separación de poderes se reemplaza por el caudillismo por la gracia de Dios; se suple el pensamiento crítico y el debate público por la fe ciega y la adhesión incondicional; y si Dios está de mi lado, ¿quién es el jefe de la oposición? Según decía Miguel Bosé: «Don Diablo se ha escapado y tú no sabes la que ha armado, ten cuidado, yo lo digo por si…».Noticia Relacionada estandar Si Del funeral al mitin, la América conservadora despide a Charlie Kirk: «Vivirá para siempre» Javier Ansorena En un acto presidido por Trump, decenas de miles de personas llenan un estadio para rendir homenaje al activista asesinadoHasta la ciencia se puede confundir con el pensamiento mágico o los milagros, en el mejor de los casos. Cuando la Casa Blanca anuncia la ocurrencia conspiranoica de que el paracetamol en el embarazo eleva el riesgo de autismo, reniega de un país cimentado en la ciencia y la tecnología. Desde la influencia constitucional de Isaac Newton, hasta Oppenheimer, pasando por la vacuna de la polio o el hombre en la Luna. Forzar la conversión al cristianismo de la identidad nacional de Estados Unidos no va a hacer América grande de nuevo.