Paro general y temor a la violencia en Francia: los sindicatos salen a las calles en medio de la cólera social por los recortes de Macron

Mundo3 weeks ago50 Vistas

La cólera social, la frustración política y un país sin presupuesto son los motores de la enorme protesta de este jueves en Francia. Después de la caída del primer ministro François Bayrou y la llegada del macronista Sébastien Lecornu, se espera que 900.000 manifestantes en todo el país demuestren su descontento y busquen influir en el futuro del país.

Aunque se ha nombrado a un nuevo primer ministro, Lecornu aún no ha formado gobierno. No ha anunciado si tiene intención de adoptar las medidas presupuestarias propuestas por su predecesor.

A pesar de la ausencia de gobierno, los sindicatos mantuvieron su convocatoria de huelga y manifestación para el 18 de septiembre. Esperan establecer un equilibrio de poder e influir en las futuras decisiones presupuestarias del nuevo primer ministro.

La actitud de los sindicatos

Las oportunidades se reducen. A finales de agosto, los diversos sindicatos declararon una jornada de movilización para el 18 de septiembre, denunciando las medidas presentadas en el presupuesto como “inaceptables y de una brutalidad sin precedentes”.

Negocios cerrados y tapiados, ante el temor de saqueos en París. Foto: Bloomberg

Pero en ese momento, el contexto era algo diferente. François Bayrou seguía siendo primer ministro y defendía con vehemencia su propuesta de presupuesto para 2026. Ya había anunciado su intención de someterse a una moción de confianza, pero aún no había caído.

Tras la caída del gobierno, el movimiento intersindical decidió mantener su convocatoria de huelga. Solo una organización, a nivel profesional, la SNCTA (uno de los sindicatos de controladores aéreos), decidió posponer su movilización.

“La fecha del 18 de septiembre ya no es compatible con la posibilidad de lograr las reivindicaciones debido a la falta de interlocutores y del tiempo necesario dedicado a ellas”, declaró la SNCTA en un comunicado de prensa.

Se espera fuerte violencia

La policía y la gendarmería se preparan para afrontar la destrucción causada por la extrema izquierda y los Black Blocs. En ciudades como París y Burdeos, los escaparates están cubiertos de madera, al igual que los cajeros automáticos, blancos de la bronca contra el capitalismo. Podría haber 8000 “casseurs” en la calle, como la policía llama a los vándalos.

Manifestantes protestan en la estación Gare de Lyon en París. Foto: AP

Se espera una marcha convocada por los sindicatos, con sus militantes en “corralito cerrado” protegiéndolos, para que la crisis social no se convierta en caos. Pero se sumaron los Black Blocs y la ultraizquierda a la convocatoria. El escenario será de violencia porque ellos penetran los corralitos sindicales.

Es una prueba para las centrales obreras, conducidas por dos mujeres, y para los sindicatos. Las fuerzas del orden prevén oleadas de violencia orquestadas por la extrema izquierda.

De nuevo en alerta máxima, la policía y la gendarmería tienen un único objetivo: contener a los violentos a toda costa, como hicieron con éxito ante la protesta “Bloquear Todo”, lanzada hace una semana. Pero el panorama se presenta turbulento.

Según las previsiones de la Dirección Nacional de Inteligencia Territorial (DNRT), se esperan entre 600.000 y 900.000 manifestantes. Esto es cuatro veces más que el número de participantes del 10 de septiembre.

“La participación será alta”, advirtió el Ministerio del Interior. Si los pronósticos se cumplen, esto sería un hecho sin precedentes desde 2023, cuando las manifestaciones contra la reforma de las pensiones congregaron, según el día, entre 280.000 y 1,4 millones de personas. El Ministerio del Interior anuncia que habrá 8.000 “casseurs” profesionales, de los cuales un millar en la capital.

En París

En París, donde se anuncia un “mosaico de iniciativas“, entre 50.000 y 100.000 personas podrían salir a la calle.

La prefectura de policía teme incidentes durante la manifestación, que se extenderá desde la Plaza de la Bastilla hasta la Plaza de la Nación, pasando por la Plaza de la República. Las tres plazas ya están blindadas.

“Muy preocupado”, el prefecto pidió a los comerciantes que “cerraran sus tiendas” y les invitó a instalar “protecciones en sus escaparates”. Todos le hicieron caso. Los escaparates de los negocios han sido enchapados y cubiertos de madera, como si llegara un huracán.

“Prevemos daños en el mobiliario urbano, en los alrededores de las manifestaciones por la tarde”, añadieron en el Ministerio del Interior.

En total, se planean cerca de 250 marchas y concentraciones en todo el país. “Habrá un desfile en cada capital de departamento, así como en casi todas las subprefecturas del país”, anunciaron las autoridades, que prevén “una jornada muy larga, que se desarrollará en dos partes”.

Como ocurrió el miércoles pasado, la policía y los gendarmes se enfrentarán a acciones de choque y de violencia en toda Francia desde la madrugada.

La gente que decidió venir a trabajar y no aceptar la oferta de teletrabajo de las empresas se preparó para llegar a pie a sus trabajos. Duerme en casa de amigos, en hostales o en hoteles. El regreso a casa tampoco será fácil. La desconcentración será tan peligrosa como la marcha.

Bloqueos en todo el país

Los “bloqueadores” volverán a intentar paralizar rotondas, carreteras principales y lugares estratégicos como depósitos de petróleo.

La circunvalación de París, así como las estaciones de tren y las redes ferroviarias, donde se desplegarán numerosos gendarmes, podrían ser el objetivo.

En la segunda mitad del día, se planean “grandes marchas”, como en Lyon, donde se esperan más de 20.000 personas.

Policías antimotines se despliegan en Nantes. Foto: Reuters

“Si cientos de activistas y Black Blocs se unen a las marchas, podrían causar daños”, se quejó un agente de policía especializado en mantenimiento del orden.

Por la noche, los más “indignados” también podrían congregarse frente a las comisarías para liberar a sus “camaradas”, como ya intentaron hacer tras las manifestaciones de “Bloqueo Total”.

En un telegrama enviado a los prefectos el martes, Bruno Retailleau advirtió: “El riesgo de perturbaciones del orden público es considerable, debido a la presencia de grupos ultraizquierdistas que intentarán infiltrarse en las marchas oficiales”.

“Los anarquistas autónomos y los sectores más radicales acechan, galvanizados por la caída de François Bayrou y con la esperanza de obtener más víctimas”, añadió un policía especializado.

“Deseo mostrar la máxima firmeza, la que dio sus frutos frente al movimiento ‘Bloqueo Total'”, dijo el ministro del Interior, que repitió textualmente las instrucciones emitidas el 4 de septiembre a todas las fuerzas de seguridad.

“No se tolerarán daños a edificios públicos o emblemáticos” y “cualquier intento de bloquear infraestructuras esenciales para la vida de la nación debe prevenirse con antelación y desbloquearse sistemáticamente lo antes posible”, dijo. En resumen, hay que eliminar a los bloqueadores antes de que la situación se agrave.

Una vez más, las fuerzas del orden actuarán en todos los frentes. A partir del miércoles por la noche, se les instó a “estar alertas en todos los lugares sensibles”, ya que el jefe de la policía francesa también anticipa el espectro del “sabotaje” y los “daños”.

Ante el aumento de efectivos, Bruno Retailleau pretende, una vez más, presionar a sus tropas y desplegar el máximo de recursos, sabiendo que 80.000 policías y gendarmes se movilizaron el miércoles pasado.

“La ira puede escalar”

“Este malestar social, esta ira y la inestabilidad general me preocupan porque podrían escalar rápidamente”, declaró el arzobispo de Marsella, cardenal Jean-Marc Aveline, ex *papabile* y la mayor autoridad de la Iglesia Católica francesa. Ha invitado al papa León a Francia, muy preocupado.

Las manifestaciones comenzaron en Marsella y en Nantes, con al menos 58 detenidos. Foto: Reuters

Ante esta crisis, “percibo expectativas en la Iglesia, especialmente entre los jóvenes de 16 y 17 años que perciben esta fragilidad y buscan bases más sólidas”, añadió.

El arzobispo Aveline, gran promotor del diálogo interreligioso, lamentó “el preocupante auge del islam político, que establece claramente sus objetivos: no debemos ser ingenuos al respecto”.

Pero desde el 7 de octubre de 2023, “he observado principalmente la incomodidad de quienes participan en el diálogo”. Sin embargo, “tengo confianza” porque “si nos sentimos incómodos entre nosotros, un poco como en una familia, es porque aspiramos a reconectar”, aseguró.

Las manifestaciones comenzaron en Marsella y en Nantes, con al menos 58 detenidos.

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