
El mundo del béisbol se ha visto sacudido por una petición que muchos consideran insólita. El aficionado de los Blue Jays que atrapó la bola del jonrón histórico de Miguel Rojas, junto a su hijo que también capturó la bola del cuadrangular de Will Smith, igualmente de valor histórico, están exigiendo 2.5 millones de dólares por entregar ambas pelotas.
El caso ha generado un intenso debate en MLB y entre coleccionistas, pues ambas bolas tienen un valor simbólico y económico muy alto. La de Miguel Rojas corresponde a su jonrón histórico durante la Serie Mundial, mientras que la de Will Smith también marcó un hito que quedó registrado en los libros del béisbol.
La rareza de que padre e hijo hayan atrapado, en noches distintas, dos pelotas de tal magnitud, elevó aún más el interés del mercado y llamó la atención de inversionistas, casas de subastas y museos deportivos.
Según reportes, el fanático y su hijo no tienen intención de negociar las pelotas por intercambios emocionales o entradas VIP, como suele verse en estos casos. Su postura es clara: si algún equipo, jugador o coleccionista quiere los recuerdos, tendrá que pagar el precio fijado. De no recibir ofertas cercanas, estarían dispuestos a mantener las pelotas como piezas familiares de colección o subastarlas para maximizar su valor.
El pedido de 2.5 millones de dólares ha generado reacciones divididas entre fanáticos. Algunos sostienen que el aficionado tiene derecho a pedir lo que quiera, considerando que él atrapó las bolas legítimamente y conoce su valor histórico y comercial. Otros, sin embargo, consideran la cifra exagerada y ven la oferta como un intento de aprovecharse del momento, alegando que la tradición del béisbol suele inclinarse hacia devoluciones más simbólicas, cargadas de respeto al juego y al jugador.
Mientras los fanáticos del deporte analizan la situación desde ambos ángulos, el tiempo dirá si surge un comprador dispuesto a pagar semejante suma. Lo que sí es seguro es que este caso quedará como uno de los episodios más llamativos en la historia reciente del coleccionismo deportivo, donde dos pelotas, capturadas por un padre y su hijo, podrían convertirse en las más caras jamás vendidas en la MLB.






