El oro alcanzó un nuevo máximo histórico este mes de abril, al superar por primera vez los 3.400 dólares por onza, impulsado por la creciente demanda global de activos refugio en medio de tensiones geopolíticas y económicas.
Durante los primeros meses de 2025, el precio del metal precioso ha subido con fuerza, un fenómeno que los analistas atribuyen a una combinación de factores estructurales y coyunturales. Entre ellos, la incertidumbre por los conflictos internacionales, los temores sobre la sostenibilidad fiscal en Estados Unidos y la presión inflacionaria han empujado a inversores institucionales a resguardar su capital en oro.
Demanda oficial y auge de ETF
El banco Goldman Sachs señala que la búsqueda de estabilidad está impulsando a los mercados hacia el oro como valor seguro. A su vez, UBS destaca la reactivación de la demanda oficial por parte de bancos centrales y el creciente interés en ETF respaldados por oro.
En Asia, China ha abierto nuevas vías de inversión que facilitan la entrada de capitales al mercado aurífero, reforzando así la presión alcista sobre los precios.
¿Rumbo a los 4.000 dólares?
Los analistas coinciden en que la tendencia continuará. Goldman Sachs, que en 2024 proyectaba un techo de 2.890 dólares por onza, ahora estima que el oro podría superar los 4.000 dólares en los próximos meses, en un contexto donde los riesgos globales siguen sin dar tregua.