
La celebración por el primer Cy Young de Paul Skenes rápidamente quedó opacada por una ola de rumores que sugerían un supuesto deseo del lanzador de abandonar a los Piratas de Pittsburgh para unirse a los Yankees de New York. El informe, publicado por Randy Miller de NJ.com, citó a un compañero anónimo que afirmó que Skenes “espera ser traspasado” y que incluso lo había escuchado expresar abiertamente su deseo de jugar en Nueva York.
La controversia creció de inmediato, pero Paul Skenes respondió con firmeza. Tras recibir el Cy Young, el joven as negó categóricamente cualquier insinuación de que esté buscando su salida del equipo. Aseguró no conocer al periodista, ni al supuesto compañero que hizo los comentarios, y reafirmó su compromiso total con Pittsburgh, su afición y el proyecto que se está construyendo dentro de la organización.
El contexto alrededor de los rumores no es casual. Los Pirates cargan con décadas de frustración y reconstrucciones interminables. Han sido uno de los equipos más conservadores en gasto y con menor presencia en postemporada, logrando apenas tres apariciones en playoffs en la era del comodín y solo una victoria en serie desde 1992. Su historial de dejar ir estrellas como Barry Bonds, Gerrit Cole o Andrew McCutchen ha alimentado la percepción de que Pittsburgh es un trampolín más que un destino final para sus mejores talentos.
Sin embargo, el panorama podría cambiar. El gerente general Ben Cherington afirmó recientemente que la organización cuenta con más flexibilidad salarial que en inviernos anteriores y existen reportes que indican que los Pirates planean invertir en la agencia libre con mayor agresividad. Aun así, el equipo viene de una temporada con 91 derrotas, y la actuación estelar de Paul Skenes fue el único punto brillante de un año turbulento que incluyó hasta el despido del mánager Derek Shelton.
En ese escenario, Paul Skenes parece decidido a enfrentar el desafío. Además de rechazar los rumores, habló abiertamente sobre la sequía de playoffs que arrastra la franquicia y los 46 años sin un título de Serie Mundial. Su mensaje fue claro: quiere liderar el cambio desde dentro, trabajar cada día y ser parte del grupo que revierta décadas de decepciones deportivas en Pittsburgh.
Más allá de la especulación externa, la postura del nuevo Cy Young envía un mensaje contundente: su presente y su objetivo inmediato están con los Piratas, y su ambición no es marcharse, sino transformar a Pittsburgh en un contendiente real.





