Por Iván García Marrero.- Cuando se destapa una botella de champán se producen dos claras situaciones. La primera, la salida casi explosiva de corcho producto de los gases acumulados en la famosa bebida espumante y segundo, su burbujeo que en muchos casos se derrama inmediatamente de la botella.
Es simplemente una comparación que muy bien se puede parecer a la vuelta de Mineros de Guayana al plano deportivo competitivo. Estuvo marcado en su vuelta tras la adquisición del conocido pelotero profesional Bob Abreu, tanto en las Grandes Ligas como en los Leones del Caracas.
Tras un cuento ya contado muchas veces, la desaparición de Mineros de Guayana estaba a la vuelta de esquina. Luego de un proceso bastante espinoso por cierto, en cuanto a poner las cuentas claras, apareció Bob Kelly Abreu y su equipo de trabajo para rescatar al cuadro guayanés.
Y el efecto fue tan parecido que el descorche de la botella del espumante licor, y de eso nadie puede tener la menor duda. La expectativa mediática no fue sólo para Ciudad Guayana y sus alrededores, sino para todo el país. Se convirtió en noticia nacional, y no para el “mundillo” del fútbol, sino de un notición que tuvo múltiple cobertura.
La convocatoria a la presentación del proyecto en rueda de prensa tuvo una respuesta nunca antes vista en el entorno de Mineros de Guayana. Ni siquiera en las dos ocasiones cuando llegó Richard Páez y se pudo corroborar en el mismo amistoso en el Cachamay. Este rebosó las expectativas y se llenó por completo la tribuna principal, sólo para esa ocasión, después más nunca superaría ni la mitad del aforo.