
La música venezolana perdió a una de sus voces más emblemáticas con el fallecimiento de Jorge Chapellín, cantante y líder de la agrupación Los 007, quien marcó a toda una generación con su estilo romántico y melódico. Su partida, ocurrida a los 78 años de edad, dejó un vacío en la memoria cultural del país sudamericano, pero también un legado que trasciende la música.
Chapellín se convirtió en ícono durante los años sesenta y setenta, cuando Los 007 irrumpieron en la escena nacional con temas que aún resuenan en la nostalgia colectiva. Canciones como “El Último Beso” y “Detén la Noche” consolidaron su voz como símbolo de modernidad y romanticismo, abriendo camino para el pop y la balada en Venezuela. Su interpretación, cálida y potente, lo convirtió en referente de la música popular y en figura admirada por colegas y fanáticos.
Más allá de los escenarios, Jorge Chapellín cultivó amistades que reflejan su influencia en distintos ámbitos de la vida venezolana. Una de las más recordadas fue con Gilberto Mendoza Sr., presidente emérito de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA). La relación entre ambos muestra cómo Chapellín trascendió el mundo artístico, conectando con líderes deportivos y compartiendo espacios donde la música y el boxeo se entrelazaban como expresiones de identidad latinoamericana.
Su muerte fue lamentada tanto en círculos culturales como deportivos, donde se le reconoció no solo como cantante, sino como un hombre cercano, capaz de tender puentes entre disciplinas y generaciones.
Hoy, Jorge Chapellín es recordado como la voz que acompañó los sueños de una época y el amigo que supo estar presente en la vida de quienes marcaron historia en Venezuela y el mundo. Su legado permanece vivo en cada melodía y en cada memoria compartida.






