A través de un decreto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes que prorrogó hasta el 1° de agosto la fecha límite para el aumento de los aranceles “recíprocos” que había anunciado que aplicaría a todos los países. De todos modos, aumentó la presión a varios de sus socios comerciales con el envío de cartas informándoles una nueva tasa arancelaria, lo que agregó confusión al panorama comercial general.
Se esperaba que los aranceles “recíprocos” entraran en vigor este miércoles, la fecha que Trump había fijado como límite para negociar acuerdos bilaterales. Pero la complejidad de concretar arreglos comerciales con tantos países en simultáneo era una realidad difícil de resolver.
La Argentina, que le había sido aplicado un arancel “recíproco” de 10% al ingreso a Estados Unidos de todos sus productos comerciales, también se encuentra en etapa de negociaciones para poder bajar a 0% en una lista de unos 100 productos.
Los aranceles recíprocos fueron anunciados por Trump en abril y dejó en shock a la comunidad internacional porque incluía un mínimo de 10% a máximos de 70% a todos los socios comerciales de EE.UU. Trump argumenta que los productos estadounidenses enfrentan aranceles “injustos” por parte del resto del mundo, mucho más altos que los que EE.UU. les impone.
A partir de entonces se lanzó una carrera frenética para negociar acuerdos, lo que provocó una enorme incertidumbre en el comercio global. Ahora que Trump prorrogó por decreto el límite al 1 de agosto, los países tendrán más tiempo para llegar a un arreglo con el Departamento de Comercio de EE.UU y la oficina del Representante de Comercio.
Trump anunció también este lunes que envió cartas a 14 países, incluidos importantes socios como Japón y Corea del Sur, que especifican nuevas tasas arancelarias “recíprocas” que son más altas o más bajas en comparación con los niveles anunciados en abril.
El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, y el presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, fueron los primeros destinatarios de las cartas de Trump.
Los nuevos aranceles publicados el lunes son sorprendentemente similares a los gravámenes del “Día de la Liberación” que Trump anunció en abril, y comenzarían en 25 por ciento para Japón, Corea del Sur, Malasia, Kazajstán y Túnez; y llegar hasta el 40 por ciento para Myanmar y Laos. Mientras tanto, Sudáfrica, Bosnia, Indonesia, Bangladesh, Serbia, Tailandia y Camboya enfrentarían aranceles de entre el 30 y el 36 por ciento.
En las cartas enviadas a estos países, Trump dijo que está particularmente en desacuerdo con los déficits comerciales que Estados Unidos tiene con ellos, lo que significa que Estados Unidos compra más bienes de allí en comparación con la cantidad que las empresas estadounidenses exportan a esos países.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, fue quien anunció que Trump firmaría una orden ejecutiva el lunes para empujar la fecha límite hasta agosto, lo cual es “en el mejor interés del pueblo estadounidense”.
También dijo que el teléfono de Trump “no deja de sonar de los líderes mundiales todo el tiempo que le ruegan que llegue a un acuerdo”. Sin embargo, solo se han anunciado tres acuerdos en los últimos tres meses.
En las cartas enviadas, Trump amenazó con aumentar los aranceles incluso más que las tasas especificadas si un país tomaba represalias contra Estados Unidos con sus propios aranceles.
Trump dijo que estas tarifas estarían “separadas de todos los aranceles sectoriales”, lo que significa, por ejemplo, que el nuevo arancel no se sumará al arancel automotriz actual del 25% o del acero y aluminio, también del 25%, confirmó la Casa Blanca.
La perspectiva de aranceles más altos sobre los bienes podría traducirse en precios más altos para los consumidores estadounidenses. Entre los principales bienes que Estados Unidos importa de Corea del Sur y Japón, por ejemplo, se encuentran automóviles, autopartes, semiconductores, productos farmacéuticos y maquinaria. Trump ha impuesto o amenazado con imponer aranceles específicos de la industria a muchos de estos productos.
Economistas, empresarios y funcionarios extranjeros se esforzaron por interpretar la avalancha de nuevas propuestas arancelarias de este lunes. No estaba claro, dijeron, si el gobierno era serio en sus planes o simplemente esperaba reactivar las conversaciones estancadas, aunque ambos escenarios se sumaron a la creciente incertidumbre económica.
“Existe una enorme amenaza, pero es como si no quisiera apretar el gatillo”, dijo Marcus Noland, vicepresidente ejecutivo y director de estudios del Instituto Peterson de Economía Internacional, sobre Trump. “Sigue extendiendo el plazo para darle tiempo a la gente para llegar a un acuerdo. Ya sea que se trate de otro farol o no, ciertamente deja las cosas sin resolver.”