¿Es realmente un activo “descorrelacionado”?

Cripto noticias2 months ago78 Vistas

Durante años, la narrativa central en torno a Bitcoin ha sido la de un activo digital independiente, ajeno a los vaivenes de los mercados financieros tradicionales. Se le ha promocionado como una reserva de valor descentralizada, un oro digital que ofrece refugio frente a la inflación y la inestabilidad económica generada por las políticas de los bancos centrales, como la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. Sin embargo, un análisis más detallado de su comportamiento, especialmente en los últimos años, sugiere que esta noción de “descorrelación” podría ser más un mito que una realidad. Hay que ser honestos: existe una narrativa “oficial” que no se ajusta a la realidad. Una cosa es lo que se dice y otra muy distinta es lo que demuestra la acción del precio.

La Fed, en su rol de guardiana de la economía estadounidense, ejerce una influencia descomunal sobre los mercados globales. Sus decisiones sobre las tasas de interés y la política monetaria, como la compra o venta de bonos gubernamentales, tienen un efecto dominó que se propaga por todos los activos financieros, desde acciones y bonos hasta materias primas. Cuando la Fed endurece su política, subiendo las tasas para combatir la inflación, el coste del capital aumenta. Esto reduce la liquidez disponible en el sistema, lo que a su vez tiende a desalentar la inversión en activos de riesgo.

Y es aquí donde la supuesta inmunidad de Bitcoin comienza a desvanecerse. En lugar de comportarse como una isla, Bitcoin ha mostrado una creciente sensibilidad a los anuncios de la Fed. En los momentos en que la Fed ha subido las tasas de interés de forma agresiva, los mercados de acciones, particularmente los de tecnología, han sufrido caídas significativas. Bitcoin, lejos de actuar como un refugio, ha tendido a seguir la misma trayectoria descendente. Esta sincronicidad es un indicio claro de que, al menos en el corto plazo, los grandes inversores institucionales y los fondos de cobertura tratan a Bitcoin no como un activo único y descorrelacionado, sino como un activo de riesgo más dentro de su portafolio.

Este comportamiento presenta una serie de ventajas y desventajas. Por un lado, la creciente correlación con los activos tradicionales sugiere una mayor integración de Bitcoin en el sistema financiero global. Esto podría interpretarse como una señal de madurez y de adopción institucional. Los grandes capitales ya no ven a Bitcoin como una simple curiosidad, sino como una parte legítima del panorama de inversión. Esto, a largo plazo, podría darle una mayor estabilidad y legitimidad.

Por otro lado, la desventaja más evidente es que la narrativa de Bitcoin como un refugio seguro se debilita. Si la principal promesa de Bitcoin era ser un escudo contra la inflación y la manipulación de los bancos centrales, y en la práctica se comporta de manera similar a las acciones tecnológicas de alto riesgo, entonces su propuesta de valor fundamental se ve comprometida. Los pequeños inversores que entraron en el mercado con la esperanza de proteger sus ahorros de la devaluación de la moneda fiduciaria pueden sentirse decepcionados al ver que sus activos digitales se deprecian al mismo tiempo que sus acciones tradicionales. Esta correlación emergente, por lo tanto, plantea serias preguntas sobre el futuro del activo y su papel en una economía global cada vez más interconectada.

La “descorrelación” de Bitcoin podría ser un concepto que solo es válido en un contexto de tiempo muy largo. En períodos de inestabilidad geopolítica, por ejemplo, Bitcoin podría teóricamente mantener su valor o incluso apreciarse, mientras que los mercados tradicionales sufren. Sin embargo, en el día a día, la influencia de la política de la Fed es innegable. Los mercados, en su conjunto, son movidos por la liquidez y las expectativas de crecimiento, y la Fed es el principal catalizador de estos dos factores.

En este sentido, la idea de que Bitcoin es un “oro digital” también merece un análisis crítico. Aunque comparte con el oro la cualidad de ser una reserva de valor escasa, su comportamiento en el mercado es radicalmente diferente. El oro históricamente ha mantenido una correlación baja o negativa con los activos de riesgo, sirviendo como un refugio tradicional en tiempos de incertidumbre. Bitcoin, en cambio, parece comportarse más como un activo especulativo de alto riesgo, en línea con las acciones de empresas tecnológicas.

Esta dicotomía nos lleva a la conclusión de que la narrativa inicial de Bitcoin, aunque potente, puede no reflejar la complejidad de su dinámica actual. El activo se encuentra en una transición, dejando de ser un nicho de entusiastas para convertirse en un componente más del sistema financiero global. Y en este proceso, inevitablemente, sus movimientos están cada vez más entrelazados con los de la Fed y otros actores macroeconómicos.

La metáfora de Bitcoin como “oro digital” es valiosa porque subraya su naturaleza escasa y su propuesta de valor como refugio. No obstante, es crucial recordar que una metáfora es solo una herramienta conceptual, no una representación exacta de la volatilidad y el comportamiento real del precio de este activo emergente. Hay que evitar tomárselo de manera muy literal.

Ahora bien, a pesar de esta evidente correlación entre Bitcoin y la política monetaria de la Fed,  es crucial entender que esta dependencia podría ser, en realidad, un efecto temporal y no estructural. La correlación que observamos hoy podría ser un fenómeno de la infancia de Bitcoin como activo financiero maduro, impulsado por la adopción de los inversores institucionales. Estos grandes actores, acostumbrados a operar bajo las reglas del juego de los mercados tradicionales, están aplicando sus estrategias y modelos de riesgo conocidos a Bitcoin. Al tratar a Bitcoin como un activo de riesgo más, simplemente están replicando el comportamiento que tienen con otros activos.

Sin embargo, a medida que la adopción de Bitcoin se generalice y se diversifique, incluyendo a una base más amplia de inversores minoristas y empresas que lo utilizan para transacciones o como una reserva de valor corporativa, su comportamiento podría volver a divergir. La naturaleza deflacionaria y descentralizada de Bitcoin es una característica intrínseca que no desaparece. Con el tiempo, a medida que la confianza en las monedas fiat continúe erosionándose y la gente busque alternativas genuinas, el verdadero valor de Bitcoin como una reserva de valor sin censura ni inflación podría manifestarse plenamente. 

En este escenario futuro, la influencia de la Fed sobre su precio se vería atenuada, devolviéndole su estatus original como un activo verdaderamente descorrelacionado. La correlación actual podría ser, en retrospectiva, solo un breve capítulo en la larga historia de Bitcoin.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.



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