EEUU hará “revisión rigurosa” de tarjetas de residentes cubanos y venezolanos

El Gobierno de Estados Unidos ha decidido someter a una “revisión rigurosa” las tarjetas de residencia de ciudadanos cubanos y venezolanos, incluyéndolos en la lista de 19 nacionalidades catalogadas como “países de preocupación”. La medida, confirmada este jueves por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), representa un nuevo paso en la criminalización por nacionalidad y una estrategia de persecución contra comunidades migrantes específicas.

La orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump en junio ya prohibía o restringía los viajes desde Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, además de imponer limitaciones a ciudadanos de Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela. Ahora, esas mismas nacionalidades serán objeto de una revisión exhaustiva de sus ‘green cards’, bajo el argumento de “seguridad nacional”.

El director del USCIS, Joseph B. Edlow, anunció que la medida se aplicará tras el tiroteo en Washington D.C. que dejó dos soldados de la Guardia Nacional heridos, cuyo presunto responsable fue un ciudadano afgano. “He ordenado una revisión rigurosa, a gran escala, de cada tarjeta de residente de cada extranjero de cada país de preocupación”, declaró Edlow en X.

La dependencia ya había suspendido las solicitudes de inmigración de afganos, minutos después de un mensaje de Trump en el que culpó a las políticas migratorias de su predecesor, Joe Biden, por el ingreso del atacante.

Más allá del caso puntual, la nueva orden se traduce en restricciones adicionales para cubanos y venezolanos, comunidades que paradójicamente mostraron apoyo a Trump en las elecciones de 2024. El presidente ha insistido en eliminar el Estatus de Protección Temporal (TPS) y el programa de parole humanitario para estas nacionalidades, junto con haitianos y otras poblaciones migrantes.

Tras el ataque cerca de la Casa Blanca, Trump prometió endurecer aún más las medidas migratorias, calificando el hecho como “un acto de odio”. Sin embargo, críticos señalan que la respuesta oficial constituye una política de señalamiento colectivo, que castiga a comunidades enteras por su origen nacional y profundiza la estigmatización de migrantes.

El director del FBI, Kash Patel, confirmó que el sospechoso afgano había trabajado para una unidad militar respaldada por la CIA y llegó a Estados Unidos en 2021 bajo el programa Operation Allies Welcome. Pese a ello, la administración Trump utiliza el caso como justificación para ampliar una política de exclusión que afecta directamente a cubanos y venezolanos residentes legales en el país.