Canciller de Israel se suma a las agresiones contra Venezuela

Las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gideon Saar, en las que acusó a Venezuela de ser el «nexo» en Suramérica de los grupos islamistas Hizbulá y Hamás, así como de los rebeldes hutíes de Yemen, forman parte de las extravagancias habituales del sionismo contra todo aquel que critique el genocidio en Gaza.

En un discurso ante el Parlamento de Paraguay, Saar afirmó que «los criminales están construyendo alianzas de narcoterrorismo con el Medio Oriente» y señaló a Venezuela como el centro de esa supuesta red. Sin embargo, sus palabras carecen de pruebas y se inscriben en la estrategia de criminalización que Israel despliega contra gobiernos y movimientos que denuncian la masacre del pueblo palestino.

El canciller israelí, considerado uno de los funcionarios que más ha contribuido con la política de exterminio contra Palestina, figura entre los dirigentes de ese país con órdenes de captura en varias naciones por crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos. Sus acusaciones contra Venezuela buscan desviar la atención internacional y reforzar el cerco diplomático contra quienes se solidarizan con la resistencia palestina.

Saar sostuvo que «Israel ahora se enfrenta a tres Estados terroristas en el Medio Oriente», refiriéndose a Hizbulá en Líbano, Hamás en Gaza y los hutíes en Yemen, y advirtió que su cooperación se extiende a África y Latinoamérica. Estas afirmaciones, sin sustento verificable, pretenden presentar a Venezuela como un actor desestabilizador y legitimar la narrativa israelí de aislamiento contra los países que cuestionan sus crímenes en Gaza.

La visita de Saar a Paraguay, acompañado de empresarios y con agenda en Argentina, se enmarca en un intento de expandir la influencia diplomática israelí en la región, mientras su gobierno enfrenta crecientes denuncias internacionales por genocidio y crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino.

Del mismo modo, estas acusaciones se alinean con la política de Estados Unidos hacia Venezuela, marcada por ataques sistemáticos y sanciones sin pruebas sólidas, que buscan debilitar al gobierno de Nicolás Maduro y justificar medidas de presión internacional. La coincidencia entre el discurso israelí y el estadounidense revela una estrategia compartida de criminalización contra Venezuela, destinada a aislarla en el plano diplomático y económico.