Un helicóptero en el que viajaba el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, se estrelló el domingo en una zona remota del país, según los medios estatales iraníes, lo que provocó una operación masiva de búsqueda y rescate de la segunda persona más poderosa de la estructura política iraní. La causa del accidente no quedó clara de inmediato.

El ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de Irán, pidió a los iraníes que “rezaran por la salud” de Raisi y de quienes viajaban con él, incluido el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahian. En un discurso retransmitido en directo por la televisión estatal, afirmó que el “pueblo de Irán no debe estar inquieto ni preocupado” y que no se producirá ninguna alteración en la seguridad o la gobernanza del país.

El accidente se produjo en un momento delicado para las relaciones internacionales, pocos días después de que altos funcionarios estadounidenses e iraníes mantuvieran conversaciones a través de intermediarios para tratar de reducir la amenazade un conflicto más amplio en Medio Oriente. El Departamento de Estado de EE. UU. declaró que seguía de cerca los informes sobre el accidente, y la Casa Blanca declaró que el presidente Joe Biden había sido informado.