
Varadero, Cuba, fue escenario de una noche de boxeo que quedará marcada en la memoria de los aficionados. Tres combates titulares continentales, avalados por la Asociación Mundial de Boxeo (WBA) se disputaron en un ambiente vibrante, con protagonistas de diferentes países y estilos que ofrecieron espectáculo y emoción. Los títulos WBA Continental Latin America superligero, WBA Continental Americas ligero y WBA Continental Americas Gold superpluma estuvieron en disputa en una velada que reafirmó la importancia de los cinturones regionales como plataforma hacia la élite mundial.
El primer combate titular de la noche tuvo como protagonista al cubano Erislandy Álvarez, quien se midió al mexicano Rogelio Osvaldo Jiménez por el cinturón WBA Continental Latin America superligero (140 lbs). Álvarez, con su estilo técnico y depurado, dominó la mayoría de los asaltos, imponiendo su jab y combinaciones rápidas que mantuvieron a raya a Jiménez. Sin embargo, el duelo no estuvo exento de drama: en el noveno round, el cubano sufrió una caída que encendió las alarmas en el público local. Pese al tropiezo, Álvarez se levantó con determinación y cerró fuerte el combate, asegurando una victoria por decisión unánime con tarjetas de 95-94, 96-93 y 98-91. El triunfo le otorga un título regional clave y lo coloca en la órbita de los rankings internacionales, demostrando que tiene la capacidad de superar la adversidad y mantener la calma en momentos críticos.
El segundo combate titular fue protagonizado por otro cubano de renombre: Lázaro Álvarez, tres veces medallista olímpico y mundialista amateur, quien enfrentó al mexicano Raúl Antonio Galaviz para defender el cinturón WBA Continental Americas ligero (135 lbs). Desde el inicio, Lázaro mostró su experiencia y calidad técnica, controlando cada asalto con precisión quirúrgica. Su movilidad, defensa sólida y capacidad para conectar golpes limpios marcaron la diferencia frente a un Galaviz que nunca encontró la fórmula para penetrar la guardia del cubano. Las tarjetas reflejaron la superioridad absoluta: 100-90, 99-91 y 98-92, todas a favor de Álvarez, quien se llevó una victoria clara y contundente. Este resultado reafirma su transición exitosa al profesionalismo y lo proyecta como uno de los nombres más prometedores de Cuba en el circuito internacional.
La velada cerró con un combate explosivo en la división superpluma (130 lbs). El marroquí radicado en España Moussa Gholam se enfrentó al argentino Nicolás Nahuel Botelli. Gholam, conocido por su técnica depurada y agresividad controlada, no dio margen a su rival y desde el primer asalto impuso un ritmo frenético. En el segundo round, conectó una combinación precisa que envió a Botelli a la lona, decretando el nocaut y asegurando una victoria rápida y contundente. Con este triunfo, Gholam se consolida como uno de los prospectos más sólidos de Europa con proyección hacia peleas de mayor calibre.
La velada en Varadero no solo significó dos nuevos campeones regionales, sino también un escaparate del talento internacional que converge en los títulos WBA. Álvarez y Lázaro confirmaron el poder del boxeo cubano, capaz de producir figuras con técnica refinada y mentalidad ganadora, mientras que Gholam demostró que su carrera va en ascenso y que está listo para desafíos mayores.
Más allá de los resultados, la noche dejó claro que los cinturones regionales de la WBA cumplen un papel fundamental en el desarrollo de los boxeadores, otorgándoles visibilidad y posicionamiento en los rankings mundiales. Para los aficionados cubanos, fue una velada de orgullo y celebración, con dos campeones locales levantando sus cinturones en casa y un invitado internacional que dejó huella con su contundencia.
En definitiva, Varadero vivió una jornada que reafirma su lugar como sede emergente del boxeo caribeño y que proyecta a sus protagonistas hacia escenarios de mayor envergadura. Con tres combates de alto nivel, la velada se convirtió en un reflejo del presente y futuro del boxeo regional, donde la técnica, la valentía y el poder de nocaut se combinaron para ofrecer un espectáculo inolvidable.






