
Quince mil jóvenes congregados en Bkerke, cerca de Beirut y frente al patriarcado maronita, vivaron al anochecer al Papa en la última congregación pública de la jornada. Entre ellos había también delegaciones juveniles sirias e iraquíes. El pontífice los invitó a “cambiar el curso de la historia en un mundo desgarrado por guerras y desfigurado por las injusticias”.
El Papa recorrió en un carrito de golf la plaza entre los vivas, coros y gritos de la muchachada que estuvo horas esperándolo.
Algunos jóvenes leyeron testimonios de su miedo a la guerra, la temida inestabilidad económica y en breves discursos se dirigieron a León XIV. Le hablaron de la devastación que causó la explosión del puerto de Beirut en 2020 (el Papa visitará mañana el lugar antes de partir de regreso a Roma) y de la necesidad que muchos de ellos sienten de emigrar.
El Papa respondió hablando en francés. Dijo que los mensajes de los jóvenes “hablan de valentía en el sufrimiento, de esperanza en la desilusión, de paz interior en medio de la guerra. Son como estrellas luminosas en una noche oscura, en la cual ya vislumbramos el resplandor del alba. En todos estos contrastes, muchos de los aquí presentes pueden reconocer sus propias experiencias, tanto en el bien como en el mal”.
Les recordó también “la historia del Líbano tejida de páginas gloriosas pero también marcada por heridas profundas que tardan en cicatrizar. Estas heridas tienen causas que sobrepasan las fronteras nacionales y se entrelazan con dinámicas sociales y políticas muy complejas”.
El Papa dijo además: “Queridos jóvenes, quizás se lamenten de haber heredado un mundo desgarrado por guerras y desfigurado por injusticias sociales. Sin embargo, en ustedes reside una esperanza que a nosotros adultos parece escapárseles. Ustedes tienen tiempo. Tienen más tiempo para soñar, organizar y realizar el bien. Además les dijo a los jóvenes que tienen el tiempo para cambiar el curso de la historia. La verdadera resistencia al mal no es el mal sino el amor. El Papa los instó a “construir un futuro nuevo, un mundo que sea mejor que el que han encontrado”.
Antes el encuentro con los jóvenes, el Papa presidió en la céntrica plaza de los Mártires de Beirut, un diálogo con los líderes de las dieciocho comunidades religiosas del país. Sobre todo cristianas y musulmanas. León XIV los instó a combatir la intolerancia y la violencia en un país multiconfesional.
Miles de fieles saludaron con entusiasmo al pontífice cuando llego al lugar, desafiando una lluvia torrencial, tras horas de espera. Cristianos y musulmanes lo aclamaron y le lanzaron arroz en señal de bienvenida mientras pasaba el papamóvil.
Algunos comentaron en voz alta en este lugar central de Beirut que es un símbolo de la memoria nacional, que “esta visita nos ha devuelto la sonrisa”.
En su intervención el pontífice dijo a la multitud: “Ustedes están llamados a ser constructores de paz, a enfrentar la intolerancia, a superar la violencia y desterrar la exclusión”, dijo el Papa en un país que sigue profundamente dividido.
Uno por uno los representantes de doce comunidades cristianas y cuatro musulmanas se sucedieron en el micrófono y destacaron que la convivencia para exaltar la importancia de la convivencia en el Líbano, que sufrió una gran guerra civil entre 1975 y 1990.
El conflicto generó una situación económica muy difícil en el país. Además hubo una conmoción bélica tras la guerra entre el partido musulmán Hezbollah e Israel, que EE.UU. logró detener con una tregua en noviembre de 2024. Pero la paz no fue alcanzada totalmente y en los últimos tiempos Israel intensificó los ataques en las últimas semanas.
Desde 2019 tras una sucesión de crisis que desembocó en un colapso económico que agravó la pobreza, se aceleró un fenómeno conocido en el país, donde son más los que se fueron a vivir en el exterior, y hoy la población se ha reducido al 8,5 millones de habitantes. Existe el realista temor de que la emigración continúe.
Entre 2012 y 2024, otros 800 mil libaneses, sobre todo jóvenes,, se instalaron en el exterior. Un sacerdote dijo que “estamos lidiando con muchas problemas, económicos, sociales y políticos”, pero invitó a no perder la voluntad de cambiar la situación.






