
Las pesquisas iniciales del atentado contra dos soldados de Estados Unidos apuntan a que Rahmanullah Lakanwal condujo su vehículo desde Bellingham, en el estado de Washington, hasta Washington, más de 4.500 kilómetros, con el objetivo deliberado de atentar contra una patrulla de … la Guardia Nacional a pocos metros de la Casa Blanca.
Ese recorrido, confirmado este jueves por la fiscal federal Jeanine Pirro y por el director del FBI, Kash Patel, encaja con lo que los investigadores describen como un caso de relevancia nacional, con múltiples registros en varios estados, entrevistas a familiares y conocidos, y un análisis exhaustivo de su historial en Afganistán y en Estados Unidos.
Lakanwal, un afgano de 29 años admitido en 2021 bajo el programa «Operación Aliados Bienvenidos», aprobado por Joe Biden, residía en Bellingham con su esposa e hijos. Solicitó asilo en 2024 y lo obtuvo en abril de 2025, ya con Donald Trump en el poder.
Según las autoridades federales, el ataque del miércoles se ejecutó en cuestión de segundos. Lakanwal utilizó un revólver Smith & Wesson, enviado de inmediato al laboratorio del FBI en Quantico para su análisis. Abrió fuego contra tres miembros de la Guardia Nacional de Virginia Occidental desplegados en Washington por orden del presidente.
Dos de ellos resultaron gravemente heridos: Sarah Beckstrom, de 20 años, y Andrew Wolfe, de 24. Ambos habían sido juramentados menos de 24 horas antes del tiroteo, y uno de ellos había pedido voluntariamente cubrir un doble turno para que sus compañeros pudieran pasar tiempo con sus familias durante la semana festiva de Acción de Gracias. Continúan en estado crítico después de haber sido intervenidos quirúrgicamente.
Las autoridades describen el ataque como «dirigido» y ejecutado con precisión. Lakanwal disparó primero contra la soldado que encabezaba la patrulla, después se acercó a ella y le arrebató el arma reglamentaria. Con esa arma continuó disparando e hirió al segundo guardia en el cuello.
Un tercer miembro de la unidad respondió al ataque, se cubrió tras una parada de autobús y consiguió reducir al agresor tras un forcejeo. Lakanwal también resultó herido y fue trasladado a un hospital, donde permanece bajo fuerte custodia.
El FBI tomó el control de la investigación desde los primeros minutos y desplegó equipos de respuesta rápida para asegurar la escena, incautar el arma y recopilar pruebas. Se ejecutaron órdenes de registro en la última residencia conocida del sospechoso en Washington y los agentes federales interrogaron a todos los residentes del domicilio.
También se han realizado entrevistas en San Diego, en California, en el marco de la investigación, que según Patel sigue abierta y con personal operando «día y noche». El director del FBI explicó que se analizan tanto sus conexiones con fuerzas estadounidenses en Afganistán como posibles vínculos con personas en Estados Unidos o en el extranjero.
El caso ha adquirido un cariz más grave tras las declaraciones de la fiscal general Pam Bondi, que adelantó que el Departamento de Justicia planea imputar al sospechoso cargos de terrorismo. Pirro, responsable federal en Washington DC, confirmó que los cargos iniciales incluyen tres delitos de asalto con intención de matar mientras portaba un arma, además de posesión de un arma durante la comisión de un delito violento.
Si uno de los dos guardias heridos fallece, Bondi aseguró que el Gobierno federal buscará la pena de muerte.
Otro elemento que ha cobrado relevancia es el historial del sospechoso en Afganistán. El director de la CIA, John Ratcliffe, confirmó en Fox News que Lakanwal había trabajado durante años con fuerzas de Estados Unidos en Kandahar, lo que facilitó su evacuación tras la caída de Kabul en 2021.
Ese vínculo, que en su momento se consideró prueba de su colaboración con Washington, forma ahora parte central de la investigación. Patel, el director del FBI, explicó que se examina si ese pasado guarda relación con el ataque o si pueden existir elementos adicionales que expliquen la transformación de un antiguo colaborador en un agresor.
Por el momento, las autoridades no han establecido un motivo. Pirro, la fiscal, aseguró que «hay áreas en las que ya se está indagando aun», pero evitó ofrecer detalles. Este atentado en la capital es ya uno de los episodios más serios que enfrentan los organismos de seguridad en Estados Unidos este año.






