
Los dirigentes europeos, a los que esta vorágine negociadora sobre el plan de paz de Ucrania ha sorprendido en Angola, creen que han podido parar el primer embate de la Administración Trump y consideran positivo haber logrado que Washington haya acabado reconociendo que, al … menos en los asuntos que conciernen a Europa, la UE deberá ser tenida en cuenta.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen había dejado claro el domingo algunas de las líneas rojas en este proceso: no se reconocerá ningún cambio de fronteras que haya sido logrado por la fuerza, no se puede imponer a Ucrania límites a su capacidad defensiva y ningún acuerdo funcionará sin la participación de la UE.
El canciller alemán, Friedrich Merz, aseguró también desde el cono sur de África que había hablado con el presidente Trump para decirle que la invasión de Ucrania constituye una «grave amenaza para todo el orden político del continente europeo», y que ahora «estamos tratando de determinar qué parte de este plan podría lograrse de forma unánime entre los europeos, los estadounidenses y Ucrania, por un lado, y los rusos por el otro».
Los europeos celebraron una reunión por teleconferencia para tratar de poner las cosas en orden y este martes está previsto que se reúnan representantes de la Coalición de Voluntarios que sostiene a Ucrania. Por ahora solo Hungría y Eslovaquia se han mostrado a favor de las tesis que benefician a Rusia. Ante la posibilidad de que los 27 no logren la unanimidad sobre el plan de paz para Ucrania, un portavoz comunitario ha explicado que «esperamos que la posición de estos países no sea un obstáculo».
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