
Tras un inicio prometedor de la nueva temporada de la NBA, con las increíbles actuaciones de Victor Wembanyama o el debut de Amazon Prime y DAZN en el baloncesto, todo se vio un poco eclipsado por el escándalo de apuestas que involucró a Chauncey Billups, entrenador de los Portland Trail Blazers, y Terry Rozier, jugador de los Miami Heat.
Las apuestas deportivas se han convertido en un gran problema para la liga norteamericana. Así lo aseguró el propio Adam Silver, comisionado de la NBA. “No hay nada más importante para la liga y sus aficionados que la integridad de la competición. Sentí un nudo en el estómago. Fue muy perturbador“. La liga norteamericana decidió suspender de sueldo a ambos implicados.
Una decisión que no gustó en la Asociación de Jugadores de la NBA (NBPA). “Si bien compartimos con la liga que preservar la integridad del deporte es de máxima importancia, la decisión de alejar a Terry sin pago está en contra de la presunción de inocencia y no respeta los términos del convenio colectivo. Planeamos recurrir la decisión a través de los canales correspondientes”, aseguró el portavoz.
Chauncey Billups, entrenador de los Blazers / Amanda Loman
Silver también defendió la inacción de la NBA contra Rozier, jugador que ya fue investigado anteriormente por la propia competición y que finalmente siguió jugando. Al “no encontrar nada” ni en su teléfono personal, el base de los Heat no fue suspendido. ““El gobierno federal tiene poder de citación, puede amenazar con encarcelar a personas, puede hacer todo tipo de cosas que una oficina de la liga no puede hacer”, reconoció el comisionado.
Todos los altos cargos de la liga consideran que se puede hacer más “desde una perspectiva legal y regulatoria para proteger la integridad de la NBA y las ligas afiliadas”. Una de las ideas es prestar atención a los informes de las lesiones. Actualmente, la regla establece que antes de las 17:00 hora local del día anterior a un partido, los equipos deben indicar el estado de todos los jugadores, identificando lesiones, enfermedades u otros motivos específicos.

Terry Rozier, el otro jugador implicado en el escándalo / Chris Szagola
Aun así, es evidente que el estado de las lesiones varía de un momento a otro, haciendo muy complicado un control absoluto. La NBA tiene poco que hacer cuando un jugador, como se alega en el caso de Rozier, finge una lesión durante un partido. Otra idea es limitar los mercados de las casas de apuestas a rendimientos colectivos, dejando las apuestas individuales únicamente para los jugadores más conocidos.
Lo que se descarta por completo es luchar contra las casas de apuestas. Y no solo porque no se pueda, sino porque no interesa. Y es que las apuestas están integradas en el mundo del deporte, y la propia NBA recauda millones cada año gracias a numerosos acuerdos con ellas. Los directivos de la liga norteamericana creen que es una batalla de perdida luchar contra ellas.
La única posibilidad es endurecer la vigilancia, que nunca podrá ser del todo exhaustiva. Endurecer las reglas y confiar en que la amenaza de los cargos federales sea suficiente para disuadir a los jugadores. “Pido disculpas a nuestros aficionados porque todos estamos lidiando con esta situación. A pesar de todo, la competencia en la pista está siendo espectacular. Pero nada está por encima de la integridad del juego”, finalizó Silver.






