
Jannik Sinner vuelve a ejercer de líder, aunque con sufrimiento, en la final del Masters 1.000 de París. Es un título que se gana ante la brava resistencia de Felix Auger-Aliassime (6-4 y 7-6 (4) en una hora y … 52 minutos), y que lo sienta en el trono de la ATP, recuperado el número 1 que le había arrebatado Carlos Alcaraz en el US Open.
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Es Sinner, 24 años, el tenista total de las grandes tardes, el que ejecuta con soberbia y alivio al final sobre la nueva pista parisina de La Défense. Más lenta que otros pabellones, pero que doma con superioridad desde el inicio del torneo. Sin perder un solo set, con victorias ante Bergs (6-4 y 6-2), Cerúndolo (7-5 y 6-1), Shelton (6-3 y 6-3) y Zverev (6-0 y 6-1) antes de tener que sudar, eso sí, contra el canadiense.
No lo parecía después de sumar los dos primeros juegos casi sin oposición. Es el hachazo inicial que siempre saca el de San Cándido, para evitar sustos y meterlos él desde el primer instante. No especula, sale a tope y en un chispazo de genialidad y potencia y velocidad. Pero Aliassime, 25 años y 10 del mundo, se revuelve, respira y sacude con la derecha sin compasión. Es la única manera que encuentra de hacer frente a este Sinner que está en todos los lados rápido y ágil.
Y le va dando buenos resultados, porque frena el ímpetu del italiano y recuerda el canadiense sus mejores momentos. Aquellos que lo impulsaban hacia las rondas finales de los mejores torneos (ocho títulos, tres en este curso), aquellos en los que se convirtió, por ejemplo, en uno de los tres tenistas que le hicieron cinco sets a Rafael Nadal en Roland Garros.
Se equilibra la contienda y lo celebra la grada de este pabellón de La Défense que inaugura torneo. Hay intercambios largos y potencia en cada dentellada. Se acerca Aliassime, pero en un arreón de rabia y más energía, que apenas sufrió contra Zverev en la semifinal, Sinner se agarra con todo para cerrar el primer set.
Todavía hay más igualdad en el segundo capítulo. Su saque no ha sido el más veloz durante el torneo, tampoco en la final, pero sí el más efectivo, solo tres puntos perdidos en el primer set, y diez en todo el encuentro. Sin afrontar ni una sola opción de rotura en contra. Pero Aliassime se niega a ceder y a enterrar su buen estado de forma (campeón en Marsella hace dos semanas); y obliga al rival a inventarse otros recursos que no sean los de destrozar la pelota desde el fondo. Se animan los dos a los globos, las dejadas, los passing y las diabluras porque de poder a poder no hay quien desequilibre. Y así, conceden al público un poco más de final y un título decidido en el ‘tie-break’. Ahí, la cabeza amuebladísima de Sinner y ese punto de presión que ejerce sobre todos sus rivales (menos Alcaraz) en estos dos cursos de excepción, le permiten sacar la ventaja mínima y suficiente para atrapar su quinto título de la temporada (Abierto de Australia, Wimbledon, Pekín y Viena, este último la semana pasada). Suma otra muesca a su botín en esta superficie dura y bajo techo en la que se mueve tan bien.
Y, de paso, arrebata el número 1 a Carlos Alcaraz, que se había sentado en el trono tras conquistar el US Open.
«Estoy muy feliz por la victoria, y por cómo he podido aprovechar las oportunidades de ‘break’. Y también por cómo han ido las dos últimas semanas. No sé qué pasará en Turín, pero estoy muy contento por todo lo que he conseguido esta temporada», comentó después del partido.
Llega como número 1 en la Copa de Maestros, pero la pelea por el liderazgo de la ATP continuará en Turín, porque necesita ganar el título y que Alcaraz no sume más de 500 puntos si quiere terminar este 2025 como el líder de todos.






