
En una era donde los lanzadores dominantes escasean en octubre, Shohei Ohtani ha logrado lo impensable: convertirse en el único lanzador en la historia de las Grandes Ligas con al menos 25 ponches y menos de 12 hits permitidos en sus primeros tres juegos de postemporada. La hazaña no solo subraya su dominio en la loma, sino que lo posiciona como una figura histórica en el beisbol moderno.
El fenómeno japonés, que ya había asombrado al mundo con su capacidad de brillar como bateador y lanzador, ha elevado su leyenda en el escenario más exigente del deporte. En sus tres primeras aperturas de playoffs, Shohei Ohtani ha combinado precisión quirúrgica con una velocidad intimidante, dejando a sus rivales sin respuestas. Su WHIP es uno de los más bajos jamás registrados en ese tramo inicial de postemporada.
Este rendimiento llega en medio de una Serie Mundial 2025 donde Shohei Ohtani también ha brillado con el bate, conectando múltiples extrabases y recibiendo boletos intencionales en cadena. Pero es desde el montículo donde ha reescrito este récord, a pesar que no logró llevarse la victoria en el juego 4 de la Serie Mundial. En una actuación de seis entradas, permitió cuatro carreras aunque trató de tener a su equipo en juego, no logró ser lo más efectivo en la lomita.
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Aun así, la combinación de dominio en la loma y producción ofensiva ha convertido a Shohei Ohtani en un caso único en la historia del beisbol. Ningún otro jugador ha logrado este nivel de impacto dual en postemporada. Su desempeño no solo impulsa a los Dodgers en su lucha por el título, sino que redefine lo que significa ser una superestrella en el diamante.
Con apenas tres juegos como lanzador en octubre, Shohei Ohtani ya ha dejado una huella imborrable.






