
Los Blue Jays de Toronto escribieron una página dorada en la historia de las Grandes Ligas al protagonizar una de las entradas más explosivas jamás vistas en la Serie Mundial. En un despliegue ofensivo arrollador, los canadienses fabricaron nueve carreras en la sexta entrada, rompiendo una sequía de más de cinco décadas sin que un equipo lograra una hazaña similar en el Clásico de Otoño.
La última vez que se vio algo comparable fue en 1968, cuando los Tigres de Detroit anotaron diez carreras en el Juego 6 ante los Cardenales de San Luis, en una de las series más recordadas de la era moderna. Desde entonces, ninguna novena había conseguido un ataque tan demoledor en un solo episodio, lo que convierte lo hecho por Toronto en un acontecimiento histórico.
El rally no solo cambió el destino del partido, sino también el pulso de toda la serie. Cada bateador contribuyó al vendaval ofensivo, combinando disciplina en el plato, velocidad en las bases y batazos oportunos que encendieron a toda la afición canadiense.
La ráfaga de imparables dejó claro que los Blue Jays de Toronto poseen una de las ofensivas más peligrosas y completas del béisbol actual, capaces de transformar un juego cerrado en una avalancha de carreras en cuestión de minutos.
Más allá del marcador, la entrada de nueve anotaciones se convirtió en símbolo del poder, resiliencia y determinación de un equipo que parece destinado a dejar su huella en la historia del béisbol.






