En una noche marcada por el dramatismo, el japonés Ryusei Matsumoto (7-0, 4 KO) se proclamó nuevo campeón mundial del peso mínimo de la WBA al vencer por decisión técnica unánime a su compatriota Yuni Takada (16-9-3, 6 KO) en el IG Arena de Nagoya, el 14 de septiembre.
El combate, pactado a doce asaltos, fue detenido de forma inesperada en el quinto round tras un cabezazo accidental que dejó a Takada visiblemente afectado y sin condiciones médicas para continuar. Tras la evaluación del equipo médico y la consulta con el referí, se recurrió a las tarjetas, que reflejaron el dominio claro de Matsumoto hasta ese momento: 50-45, 50-45 y 50-46.
Matsumoto, de 27 años y formado en la prestigiosa escuela Teiken, mostró desde el inicio un boxeo pulido, con golpes rectos, fintas efectivas y control del centro del ring. Takada, más experimentado, intentó mantenerse en la media distancia y buscar ángulos, pero fue superado en ritmo y precisión. El desenlace, aunque abrupto, confirmó lo que ya se perfilaba en el cuadrilátero: Matsumoto estaba en control.
“Es un honor ganar este título en casa, aunque no de la forma que esperaba. Espero que Takada se recupere pronto. Él es un gran guerrero”, declaró Matsumoto tras la pelea, mientras Takada era retirado en camilla, aunque se confirmó que se encontraba fuera de peligro.
Con esta victoria, Matsumoto se convierte en uno de los campeones más jóvenes del boxeo japonés actual y se suma a la creciente lista de monarcas mundiales de las divisiones pequeñas que han surgido en el país en los últimos años. Su ascenso meteórico y su estilo lo colocan como una figura a seguir en las 105 libras.
La velada en Nagoya reafirmó el poder del boxeo japonés en el escenario mundial, y Matsumoto, con su primer título mundial en mano, comienza a escribir su propia historia.