Ricky Hatton: el guerrero de Manchester que conquistó el boxeo mundial 

El mundo del boxeo despidió con profunda tristeza a Ricky “The Hitman” Hatton, quien falleció el 14 de septiembre de 2025 a los 46 años en su hogar de Hyde, Manchester. Más allá de su partida, queda el legado de un peleador que encarnó el espíritu del boxeo británico y que dejó huella en los cuadriláteros del mundo, especialmente bajo el estandarte de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA). 

Hatton fue campeón mundial en dos divisiones: superligero (140 lbs) y welter (147 lbs). Su primer gran momento llegó en 2005, cuando derrotó al legendario Kostya Tszyu en una noche épica en Manchester. Pero su vínculo con la WBA comenzó meses después cuando en ese mismo año ganó el WBA superligero frente a Carlos Maussa. En mayo de 2006 se consolidaría, cuando subió de peso para enfrentar al estadounidense Luis Collazo en Boston. En una pelea cerrada, Hatton se impuso por decisión unánime y se coronó campeón mundial WBA del peso welter, sumando así uno de los cinturones más prestigiosos del boxeo. 

Aunque renunció al título en 2006 para regresar al superligero, su paso por la WBA dejó una marca imborrable. Hatton también fue campeón intercontinental WBA y defendió sus fajas con valentía ante rivales como Carlos Maussa, Juan Urango y José Luis Castillo, a quien noqueó con un gancho al hígado en el cuarto asalto en Las Vegas, en una de sus victorias más celebradas. 

Más allá de los títulos, Hatton fue un ícono popular. Su estilo frontal, su carisma y su conexión con los fanáticos lo convirtieron en un fenómeno cultural. Llenó estadios en Inglaterra y Estados Unidos, enfrentó a leyendas como Floyd Mayweather Jr. y Manny Pacquiao, y nunca rehuyó los grandes desafíos. 

La WBA lo recordó con estas palabras. “Un verdadero campeón, un espíritu indomable y una leyenda del deporte. Tu legado vivirá en cada pelea y en el corazón de los fanáticos del boxeo en todo el mundo”. 

Tras su retiro, Hatton se convirtió en entrenador y promotor, guiando a nuevos talentos como Zhanat Zhakiyanov, campeón mundial gallo en 2017. También fue un defensor abierto de la salud mental en el deporte, compartiendo sus propias batallas con honestidad y valentía. 

Hoy, el boxeo llora la pérdida de uno de sus grandes. Pero Ricky Hatton no se ha ido: vive en cada joven que sueña con ser campeón, en cada aficionado que recuerda sus peleas, y en cada rincón del ring donde se honra la valentía.