El miércoles, durante la sesión de control al primer ministro en la Cámara de los Comunes, Keir Starmer respondió con firmeza a las preguntas de la oposición sobre el embajador británico en Washington siendo tajante. «Tengo confianza en él», dijo Starmer en referencia a … Peter Mandelson, cuando la líder conservadora Kemi Badenoch le preguntó, repetidamente, si estaba al tanto de la relación íntima que el veterano laborista había mantenido con Jeffrey Epstein, el financiero estadounidense condenado por delitos sexuales contra menores. Apenas veinticuatro horas después, Mandelson fue destituido de su cargo. El despido llega tras conocerse correos electrónicos que revelan una relación mucho más profunda y comprometida con Epstein de lo que se había admitido hasta ahora.
La decisión, comunicada a la prensa oficialmente por el ministerio de Exteriores ese jueves, supone un giro brusco en una semana ya marcada por tensiones políticas dentro del gobierno laborista. El comunicado ministerial fue categórico: «A la luz de la información adicional en correos escritos por Peter Mandelson, el primer ministro ha pedido a la ministra de Exteriores que lo retire como embajador». Los correos, continúa el texto, «muestran que la profundidad y el alcance de la relación de Peter Mandelson con Jeffrey Epstein son sustancialmente diferentes de lo que se conocía en el momento de su nombramiento», y «en particular, la sugerencia de Peter Mandelson de que la primera condena de Jeffrey Epstein fue errónea y debía ser impugnada constituye información nueva». «En vista de ello, y teniendo en cuenta a las víctimas de los crímenes de Epstein, ha sido retirado de su puesto con efecto inmediato», concluye el comunicado.
La caída de Mandelson, uno de los hombres más influyentes del laborismo en las últimas tres décadas, comenzó a precipitarse tras la publicación en el diario ‘The Sun’ de varios correos electrónicos intercambiados en 2008 con Epstein. En uno de ellos, fechado en junio de ese año, Mandelson le escribió: «Pienso lo mejor de ti y me siento desesperado y furioso por lo que ha ocurrido. Apenas puedo entenderlo. Esto no podría pasar en Reino Unido», y le daba ánimos diciendo que «tienes que ser increíblemente resistente, luchar por una liberación anticipada y afrontarlo de la manera más filosófica que puedas. Todo puede convertirse en una oportunidad y saldrás de esto más fuerte». Estas palabras, que su portavoz no negó, colocaron a Mandelson en una posición insostenible, especialmente porque contradecían la imagen de distancia y cautela que él mismo había tratado de proyectar en los últimos años respecto al pederasta.
El secretario de Estado para Asuntos Exteriores, Stephen Doughty, explicó este jueves a los diputados en la Cámara, donde estaba sustituyendo a la ministra Yvette Cooper, que Mandelson «no había revelado la verdadera extensión de su amistad con Epstein» en el momento de su designación como embajador, y subrayó que Downing Street desconocía la existencia de esos correos. «La profundidad de la relación es materialmente distinta de lo que se sabía entonces», insistió Doughty.
Las críticas dentro y fuera del Partido Laborista no se hicieron esperar. Andy McDonald, diputado de la formación, declaró en la ‘BBC’ que existía una «repulsión generalizada» por los vínculos de Mandelson con Epstein. «Me temo que si él no hace lo correcto y dimite hoy, entonces el primer ministro debería destituirlo», afirmó en el programa Today de Radio 4 antes de que fue comunicado el despido. Wes Streeting, ministro de Sanidad, aseguró en un acto público que se sentía «completamente disgustado» por los mensajes enviados a Epstein y que el futuro de Mandelson era «una decisión para el primer ministro».
Desde la oposición, Badenoch acusó a Starmer de actuar con lentitud y de poner «al partido por delante del país». En la red social X escribió: «Mandelson se ha ido, pero, igual que con Angela Rayner, Starmer titubeó cuando necesitaba ser decisivo. Una y otra vez pone al partido por delante del país. No tiene firmeza ni convicciones. Ahora hay serias preguntas sobre qué sabía Starmer y cuándo lo supo. Merecemos saberlo».
El líder de los liberal demócratas, Ed Davey, exigió además explicaciones en el Parlamento. «El primer ministro debe comparecer y explicar por qué Lord Mandelson fue nombrado en primer lugar, teniendo en cuenta todo lo que el Gobierno sabía entonces», dijo Davey, que reclamó un embajador que «pueda plantar cara a Trump en lugar de buscar proximidad con él y sus aliados».
El trasfondo de esta crisis se remonta a 2008, cuando Epstein fue condenado por la prostitución de una menor y por procurar a una niña con fines sexuales. El alcance de la trama de abuso sexual y prostitución de menores de la que era cabeza terminaría siendo mucho mayor, con decenas de víctimas identificadas en Estados Unidos y una red de contactos internacionales que salpicó a empresarios, políticos y miembros de la realeza.
En aquel momento, Mandelson ocupaba un puesto de responsabilidad como comisario europeo y mantenía contacto regular con él, según revelan los correos ahora publicados. Además, documentos difundidos recientemente por congresistas demócratas en Estados Unidos incluían el «libro de cumpleaños» de Epstein, en el que Mandelson llamó, según consta en un mensaje escrito de su puño y letra, «mi mejor amigo».
Hasta esta semana, Mandelson había reconocido únicamente una relación superficial, marcada por encuentros esporádicos en círculos sociales. Había afirmado sentir «un profundo arrepentimiento» por haber confiado en Epstein y no haber roto su relación antes, e hizo referencia a «las mentiras que me contó a mí y a muchos otros», llamándolo «criminal carismático». El martes, anticipando lo que podía venir, admitió que era probable que salieran a la luz «más detalles embarazosos» de su amistad con el financiero. ‘The Guardian’ informó además de que Epstein participó en negociaciones de alto perfil en el Reino Unido, como la venta de una empresa estatal británica a un banco estadounidense en 2010, operación en la que Mandelson tuvo un papel relevante. Esta conexión ha alimentado sospechas sobre los posibles intereses financieros compartidos.
El contexto político agrava aún más la crisis. El Gobierno de Starmer se prepara para recibir en visita de Estado al presidente estadounidense Donald Trump la próxima semana, él mismo bajo escrutinio por sus lazos pasados con Epstein, que en el Reino Unido también alcanzan al príncipe Andrés. Mandelson había sido un enlace clave en la diplomacia con Washington, y su caída plantea incómodas preguntas sobre la capacidad del Ejecutivo para gestionar relaciones estratégicas en un momento delicado.
Además, la dimisión de Angela Rayner como viceprimera ministra y ministra de Vivienda hace apenas unos días tras un escándalos por los impuestos no pagados de un piso que compró, refuerza la percepción de un gobierno acorralado por sus propias contradicciones. En poco más de una semana, Starmer ha defendido en la Cámara de los Comunes tanto a Rayner como a Mandelson, solo para ver cómo ambos salían del Ejecutivo justo después.
La pregunta central ahora es qué sabía exactamente Starmer al momento de nombrar a Mandelson. La relación de este con Epstein era un hecho conocido desde hace años, pero el gobierno sostiene que la nueva información «es sustancialmente distinta» de lo que se sabía entonces. Varios diputados laboristas, sin embargo, ya anticipan que la presión crecerá para que el gobierno publique los documentos asociados al proceso de verificación, con el fin de demostrar que no hubo negligencia ni ocultación deliberada.