Una Francia al límite rifa hoy su gobierno: el ocaso del estilo de vida francés

Mundo1 months ago45 Vistas

Una economía sombría, una sociedad con las reservas agotadas y un altísimo costo de vida están cambiando el estilo de vida de Francia y sus habitantes.

Al menos ocho restaurantes cierran por semana. A ellos se suman las boutiques en las avenidas, que no tienen más clientes por las restricciones automovilísticas de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y las compras por internet. No pueden pagar el alquiler de sus locales y colapsan. Los que quedan apagan sus luces y las de sus vidrieras a las 10 de la noche: no pueden pagar la cuenta de electricidad.

Con la probable destitución del primer ministro François Bayrou en un voto de confianza este lunes, el “bloqueemos todo del miércoles” con consecuencias impredecibles, el desconocido escenario político nacional con la disolución de la Asamblea Nacional o el pedido de renuncia al presidente Emmanuel Macron, el miedo a la violencia, la inseguridad y la huelga del 18 han sumergido a los franceses y a su futuro en la más profunda incertidumbre.

El arte del buen vivir en crisis

El restaurante es un ejemplo perfecto del buen vivir francés. Comer y hablar de la comida es una tradición del país. El ritual de la cena en familia está desapareciendo frente a una sociedad cada vez más frenética y en angustia económica.

El famoso Les Deux Magots en París. Foto: MIGUEL MEDINA / AFP

Opinion Way, un instituto de sondeos, descubrió que la cena se está acortando en el reino de la gastronomía y el arte de vivir. El 25% de las familias pasa menos de media hora en la mesa, en promedio. Una persona que comentó los resultados en la página web de Le Figaro atribuyó la culpa a la invasión de “kétchup y nuggets de pollo”. Otro atribuyó los cambios a TikTok y un tercero a la disminución del consumo de vino.

Los comentaristas de los medios de comunicación vieron los resultados con aprensión. “¿Se acabó la hora de cenar?”, preguntó Le Bien Public, un periódico de Dijon, Borgoña, famoso por su alta cocina.

BFMTV, un canal de noticias en directo, declaró: “La cena familiar: un ritual en vías de desaparición“.

Restaurantes en dificultades

“El ambiente es sombrío”, contó Thomas, dueño de un café en el barrio XI, anticipando una semana de agitación en el parlamento y violencia callejera.

El Passage des Panoramas, ein París.

Juan es dueño de un elegante restaurante argentino. “Trabajo solo para pagar los impuestos y los empleados. La situación se ha vuelto catastrófica en Francia”, reveló. “Cierran 55 restaurantes al mes”.

Las reservas familiares se han agotado. Los bancos se niegan a prestar dinero y solo se puede tener 15 días de descubierto en la cuenta al mes. Los ministros no contestan el teléfono cuando los dueños de restaurantes llaman para exigir medidas de auxilio.

La clase media huye de París porque no puede pagar los alquileres, ni conseguir un crédito para comprar un departamento más grande ni pagar un colegio privado para los chicos ante la tensión social en las escuelas públicas.

Después del Covid han partido 122.000 personas, apremiadas por la crisis inmobiliaria que han generado los turistas y los departamentos Airbnb y un deterioro de su calidad de vida y sus finanzas.

Es la deuda

Los economistas afirman que el crecimiento anual podría no alcanzar ni siquiera el magro 0,7 % previsto por el gobierno.

“Francia se encamina hacia una catástrofe al estilo de la ex primera ministra británica Liz Truss”, advirtió el primer ministro Bayrou.

Sus palabras serán su testamento frente a una sociedad que no quiere advertir la necesidad de hacer sacrificios para enfrentar una deuda pública que se lleva su bienestar en su servicio.

El desempleo se sitúa en el 7,5 % y sigue aumentando. El costo de los préstamos también está subiendo. Francia paga intereses superiores a los de Grecia y casi tan altos como los de Italia, dos países a los que París ha menospreciado durante mucho tiempo. Francia tiene una deuda equivalente al 114 % de su PIB y el mayor déficit de la eurozona, equivalente al 5,8 % de la producción anual del año pasado.

Bayrou afirma que se necesitan medidas urgentes, si no para equilibrar las cuentas, al menos para que sean menos desiguales. Propuso subir los impuestos y recortes del gasto para reducir el déficit en 43.800 millones de euros el próximo año.

Sin embargo, pocos esperan que un sucesor tras su probable caída tenga la influencia política necesaria para imponer tales medidas a una nación inquieta y en estado de negación. Algunos dudan de que se apruebe un presupuesto. Predicen una ley de finanzas de emergencia que, en la práctica, prolongaría el statu quo.

Dada la incertidumbre, Fitch, la agencia de calificación crediticia, podría volver a rebajar la solvencia de Francia el viernes.

El miedo a la violencia

La convocatoria de “confinamiento” del 10 de septiembre, un llamado a no consumir, no comprar, no salir, no trabajar, no desplazarse, inquieta a todos. Es un movimiento que se armó por las redes, sin líderes. Comerciantes y empresarios temen que se repitan los Chalecos Amarillos, que destrozaron con la violencia sus negocios y sus ganancias. La policía advierte sobre la posibilidad de incidentes serios y degradaciones.

“Temo que podría volver a ocurrir lo mismo, con policías antidisturbios por todas partes, manifestaciones y estaciones de metro cerradas”, dijo el dueño de un restaurante en el barrio XI de París, que va a cerrar su negocio y colocar madera en las vitrinas, como si estuviera por llegar un huracán.

No tiene ni una sola mesa reservada para el miércoles, previsto para el inicio del movimiento “Bloqueemos Todo”, como lo han llamado las páginas web de izquierda y derecha que lanzaron la idea en julio. Una empresa había reservado una reunión después del trabajo para 30 empleados ese día.

“Cancelaron”, dijo el dueño del restaurante. “Las empresas les están diciendo a todos sus empleados que se queden en casa”.

Francia, más vulnerable que Grecia

Hasta hace poco tiempo, cuando se quería nombrar a los países más vulnerables de Europa, se designaba a Grecia y a Italia. Eran los países con los altísimos rendimientos de sus bonos, lo que indicaba la reticencia de los inversores a prestarles dinero.

Hoy se señala a Francia. Se enfrenta a tipos de interés incluso más altos que Grecia. Estos problemas económicos son fundamentales para comprender las dificultades políticas que el país enfrenta actualmente, con un primer ministro tras otro dimitiendo ante un revés parlamentario.

El gobierno francés está al borde del colapso y podría enfrentarse a una grave crisis de deuda. Su problema se centra en el estado de las finanzas públicas. El déficit de Francia se encuentra entre los más altos del mundo.

Todo el mundo gastó enormes sumas durante la pandemia. Francia también. Pero ha tenido dificultades, más que casi todos los demás, para reducir su gasto y, por lo tanto, su déficit. Se han anunciado sucesivos planes presupuestarios, que luego se han archivado ante la resistencia política.

El gobierno francés gasta más, como porcentaje del producto interior bruto, que cualquier otra economía desarrollada.

Los planes presupuestarios más recientes del gobierno preveían lo que la mayoría consideraría recortes de gasto relativamente menores: apenas un par de puntos porcentuales, tras los cuales Francia seguiría siendo el tercer mayor gastador del mundo. Pero incluso estos recortes resultaron demasiado controvertidos para los franceses, o para sus políticos.

¿Crisis de mercado?

Un problema más profundo es que el reciente deterioro de las finanzas públicas francesas no es solo una señal de resistencia política, ni de una nación que no soporta la desagradable medicina fiscal que o Grecia o el Reino Unido llevan tiempo ingiriendo.

Durante años, Francia pudo contar con un fenómeno del que muchas otras economías desarrolladas no pudieron: un fuerte crecimiento de la productividad.

Los ciudadanos del país no trabajan tantas horas como el resto porque respetan las 35 horas semanales, con algunos extras. Pero generaban una gran producción económica cuando iban a trabajar.

Pero esa productividad francesa también está en crisis. El crecimiento de la producción por hora en Francia ha caído muy por debajo del de otros países, lo que a su vez se traduce en una menor recaudación fiscal. Allí nace un déficit cada vez mayor.

Por todo ello, muchos economistas y banqueros, incluido el propio primer ministro François Bayrou, han advertido que Francia corre el riesgo de un colapso del mercado.

En un discurso reciente, Bayrou alertó: “Cuidado con el mercado. Nunca se sabe lo cerca que se está de una crisis”, anticipó. este lunes, será su epitafio.

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