Francia se quedará sin primer ministro este lunes, cuando François Bayrou no logre ganar el voto de confianza que con el presidente Emmanuel Macron han convocado en la Asamblea Nacional. Solo un milagro puede hacer cambiar de opinión a los legisladores, que rechazan su apoyo a un recorte presupuestario de 40.000 millones de euros para enfrentar su cuantiosa deuda pública, un escenario que va a dejar a Francia sumergida en una crisis política, social y económica difícil de resolver.
A las 3 de la tarde de este lunes, el centrista Bayrou presentará en el recinto de la Asamblea Nacional su voto de confianza. A las 7 de la tarde ya se conocerá el resultado. Sus propuestas presupuestarias van a ser rechazadas.
“Hay cosas peores en la vida que estar al frente de un gobierno y que este sea derrocado”, dijo el jefe de gobierno centrista, aparentemente reconociendo su caída.
El veredicto ya se conoce: dados los votos negativos previstos de la izquierda y la extrema derecha, el fin del mandato del actual primer ministro del MoDem y socio del presidente Emmanuel Macron está decidido.
Buscar a otro premier
“De todas formas, tendremos que encontrar a alguien más”, admitió Bayrou el sábado por la noche en France 5, con la esperanza de que “la lucha que hemos librado continúe, se prolongue y, si es posible, se imponga”, dijo el primer ministro. Un hombre de “la vieja política”. Centrista, componedor, líder del MoDem, alcalde de Pau, profesor de literatura, culto y con excelentes relaciones con las fuerzas políticas francesas. Un personaje que, al conocerlo, François Mitterrand le pronosticó: “Un día usted va a ser el presidente de Francia”.
No será fácil elegir su reemplazante. Después de la inesperada disolución de la Asamblea Nacional por parte de Macron, no hay gobierno que permanezca en Matignon.
François Bayrou y Emmanuel Macron. Foto EFE
El ex negociador del Brexit y ex canciller francés Michel Barnier duró tres meses en el cargo. Ahora le sucede Bayrou en su infortunio, que asumió en diciembre. Las razones son siempre las mismas: la resistencia de Francia a la reforma, a una reducción de la deuda pública, cuya explosión lo va a forzar a acudir al FMI o a un destino como el de Grecia, cuando es la cuarta potencia del mundo.
“Ya han pasado bastantes meses” en Matignon. “No me arrepiento”, dijo Bayrou en su última entrevista. Sin embargo, cree que no cumplió con un sueño de profesor de literatura: la ausencia de “una reforma importante de la educación nacional”.
Pero su pedagogía a lo largo de todo el verano europeo, cuando los franceses se tomaban sus vacaciones, pregonaba en el desierto sobre la gravedad de la deuda pública francesa y la necesidad de un serio ajuste. Dejar de vivir de prestado. En su opinión, justifica un recorte presupuestario de 44.000 millones de euros para 202. Criticó a los diputados, que “no deberían ser prisioneros de las consignas de los partidos políticos”.
Apoyos imposibles
Bayrou se ha quedado solo: no conseguirá un apoyo sólido dentro de la coalición gobernante. El presidente del grupo Les Républicains (LR) en la Asamblea Nacional, el conservador Laurent Wauquiez, anunció este domingo por la mañana que concederá a sus diputados “libertad de voto” para las elecciones del lunes.
Si bien LR cuenta con varios ministerios dentro del gobierno, incluyendo el Ministerio del Interior con Bruno Retailleau y el de Agricultura con Annie Genevard, algunos diputados de LR desean abstenerse o votar en contra de la moción de confianza de Bayrou.
A pesar del llamado del líder del partido, Bruno Retailleau, a apoyar al gobierno de Bayrou, Wauquiez también reiteró en LCI que no censuraría automáticamente a un gobierno socialista o de Reagrupación Nacional (RN).
Quién le sucederá
Quién será el próximo primer ministro francés es una verdadera incógnita, en medio de llamados a la disolución de la Asamblea Nacional, que no tiene mayoría. O peor aún: pedidos de renuncia del presidente Macron, para convocar a elecciones presidenciales anticipadas.
El Partido Socialista ha resucitado y se posiciona para llegar a tener su primer ministro en un gobierno de izquierda, en cohabitación con Macron. Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista, “tiene plena legitimidad para ocupar su puesto en Matignon”, afirmó el domingo Patrick Kanner, líder de los senadores socialistas. Faure “está destinado a tomar el poder”, declaró también el presidente y ahora diputado socialista François Hollande en La Tribune Dimanche. Los rencores entre él y Faure se han atenuado.
Pero el primer secretario del Partido Socialista también debe tener en cuenta la negativa de la Francia Insumisa, populistas de izquierda, a apoyar su estrategia, que califica de “estafa”. Denunciando el “enorme caos” de “la coalición de todo y nada”, el ideólogo de Francia Insumisa Jean-Luc Mélenchon advirtió el sábado: “No somos candidatos a ningún otro cargo, excepto al primero en cambiarlo todo”.
Con la vista puesta en las elecciones supremas, el candidato presidencial Jean-Luc Mélenchon espera provocar otra caída antes de 2027, gracias a la moción de destitución que diputados de LFI se disponen a presentar. Con la intención declarada de aprovechar la indignación social para precipitar los acontecimientos, comenzando el próximo miércoles con el movimiento “Bloquons tout” y luego, con la movilización sindical de huelga general del 18 de septiembre.
¿Y los lepenistas?
La Reagrupación Nacional (RN) impulsa la convocatoria de nuevas elecciones legislativas anticipadas, que el partido cree que puede ganar esta vez.
Los principales líderes del ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen y Jordan Bardella. Foto EFE
Para su regreso político en su bastión de Hénin-Beaumont, en Paso de Calais, Marine Le Pen pintó un panorama sombrío del año pasado: “Un colapso democrático, económico, presupuestario y de seguridad. Ninguno de nosotros aceptará hacer de figurante en un pequeño teatro parlamentario” y “cederá al chantaje del voto de confianza”, criticó duramente la presidenta del grupo parlamentario RN.
Y si Macron decide “ganar tiempo y nombrar un nuevo primer ministro”, tendrá que tener en cuenta las “aspiraciones” de la extrema derecha. De lo contrario, “también caerá”.
Quinto primer ministro en dos años
Francia se enfrenta a la posibilidad de tener su quinto primer ministro en menos de dos años, a una crisis económica y a la amenaza de nuevos disturbios civiles, si no se resuelve el estancamiento parlamentario en los próximos días.
Si Bayrou pierde, agravará el malestar económico y político del país. Incluso podría poner en duda el futuro de la presidencia de Emmanuel Macron.
Bayrou, un veterano político de 74 años, fracasó al proponer un presupuesto drástico, que generaría un ahorro de alrededor de 40.000 millones de euros, incluyendo la reducción de dos días festivos anuales.
Esto ha generado considerable oposición e incluso indignación entre la opinión pública francesa. A pesar de que Bayrou y economistas europeos han advertido que la segunda mayor economía de la UE se enfrenta a una crisis de deuda similar a la de Grecia si no actúa con urgencia.
Bayrou convocó la inesperada moción de confianza el mes pasado, con la esperanza de reforzar su legitimidad y lograr la aprobación de su controvertido paquete económico. Se equivocó en las alianzas. Le Pen está furiosa porque no le respondió la carta que ella hizo tras conocerse el presupuesto. Aunque él la legitimó cuando el lepenismo llegó a la Asamblea, y sus amigos socialistas le dieron la espalda.
Se espera que el Partido Socialista una fuerzas el lunes con sus enemigos naturales, la ultraderechista y lepenista Reagrupación Nacional, para oponerse al primer ministro. Pero el lepenismo ha sido desdiabolizado en Francia. Ya no hay voto republicano posible contra ellos en este contexto social y político.
Cifras económicas inquietantes
Céline Thiebault-Martínez, diputada del Partido Socialista, afirmó que el presupuesto de Bayrou “penaliza una vez más a los más vulnerables, a las familias trabajadoras y a los trabajadores comunes”.
El presupuesto alternativo de su partido socialista, con un ahorro de 26.000 millones de euros, generaría la mitad de los ahorros que Bayrou desea y pagaría la enorme deuda estatal en un plazo más largo. Thiebault-Martínez no cree que se les pueda persuadir para que apoyen al primer ministro el lunes.
“Agitan la bandera del FMI, diciendo que pronto estaremos bajo supervisión como Grecia lo estuvo. Pero esos argumentos son falsos; están hechos para asustar”.
Pero las cifras no respaldan su opinión. Francia no ha equilibrado su presupuesto desde 1974. Su ratio de deuda sobre PIB es ahora el tercero más alto de Europa, solo mejor que el de Grecia e Italia. El país gasta más en el servicio de su deuda cada año que en defensa o educación.
La Reagrupación Nacional, el partido de extrema derecha de Marine Le Pen que está en ascenso en las encuestas nacionales, está a favor de celebrar nuevas elecciones parlamentarias, confiando en que aumentarán su porcentaje de diputados en la Asamblea, lo que les otorgará una posición de mayor poder. Ven la votación del lunes como una oportunidad para castigar a Macron.
El día después
Si Bayrou pierde las elecciones del lunes y el gobierno cae, como está previsto, permanecerá en el cargo temporalmente mientras el presidente decide qué hacer.
Macron solo se enfrentará a decisiones difíciles: convocar nuevas elecciones para intentar restablecer la mayoría, nombrar a otro primer ministro con la esperanza de que triunfe donde los cuatro anteriores fracasaron, o incluso renunciar él mismo.
Francia se paralizará el miércoles 10 de septiembre con el movimiento “bloqueemos todo”, una suerte de nuevos Chalecos Amarillos, hijos de las redes, que llaman a frenar el consumo. Todo será imposible de hacer. Se sumará una huelga sindical el próximo 18 de septiembre. La “rentrée” francesa posverano se ha vuelto muy difícil para el gobierno de Emmanuel Macron.