Mientras los líderes de China y Rusia caminaban hacia la plataforma de observación en un desfile militar en Beijing el miércoles, conversaron de manera informal sobre vivir para siempre.
Xi Jinping, el líder de China, reflexionó que las personas pronto podrían vivir hasta los 150 años. El presidente Vladimir Putin de Rusia, hablando a través de un traductor, dijo que los trasplantes de órganos podrían permitir a los humanos alcanzar la “inmortalidad”.
Los fragmentos de la charla fueron capturados por un micrófono y transmitidos en vivo por los medios de comunicación estatales chinos desde el desfile que celebra el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Fue un momento de micrófono abierto que arrojó luz sobre cómo los avances médicos se cruzan con la geopolítica, dado que tanto Putin como Xi, quienes tienen 72 años, han sugerido que podrían querer permanecer en el poder durante los próximos años.
Cuando se le preguntó sobre los comentarios en una conferencia de prensa más tarde el miércoles, Putin confirmó que la conversación había tenido lugar.
“Los métodos de salud modernos”, dijo Putin a un periodista, “permiten a la humanidad esperar” que “la esperanza de vida crezca significativamente”. Entre esos avances, dijo, se encuentran “medios médicos, incluso quirúrgicos, relacionados con trasplantes de órganos”.
Tecnología para “imprimir” órganos humanos
Se ha informado durante mucho tiempo que Putin tiene un interés personal en la longevidad y ha encargado a su ministerio de salud que aumente la esperanza de vida como una “prioridad clave”. El conglomerado de energía nuclear Rosatom, una de las compañías estatales más importantes de Rusia, dijo el año pasado que estaba desarrollando tecnología para “imprimir” órganos humanos.
No hay evidencia de que reemplazar los órganos de las personas uno por uno pueda extender su vida, ni hay un sustituto para el cerebro humano, que también experimenta los cambios del envejecimiento. Pero Putin aparentemente se refirió a los trasplantes de órganos como una clave para la longevidad mientras charlaba con Xi antes del desfile del miércoles.
Las imágenes en vivo captaron las voces de un traductor y de Xi mientras los líderes mundiales caminaban hacia la plataforma de observación en Tiananmen, o la Puerta de la Paz Celestial, que marca la entrada al antiguo palacio de los emperadores de China.
Kim Jong Un, el gobernante norcoreano, acompañó a la pareja y parecía estar escuchando a través de otro traductor.
Vladimir Putin, Xi Jinping y elnorcoreano, Kim Jong Un, en Beijing. Foto:¨AP
“La gente rara vez vivía más de 70 años, pero hoy en día, a los 70, todavía eres un niño“, se pudo escuchar a un hombre que aparentemente traducía los comentarios de Xi para Putin en ruso.
“La biotecnología está logrando avances”, respondió Putin, según el traductor, ahora hablando en mandarín para Xi. “Habrá trasplantes constantes de órganos humanos, y tal vez incluso la gente se hará más joven a medida que envejezca, incluso logrando la inmortalidad”.
“Podría ser que en este siglo los humanos puedan vivir hasta 150 años”, se puede escuchar a Xi diciendo.
Aunque Xi hasta ahora no ha mostrado el mismo entusiasmo de Putin por discutir públicamente cualquier esperanza de longevidad, ha sugerido que quiere permanecer en el poder, y por lo tanto vivo, por algún tiempo más, evitando cualquier indicio de que haya elegido un sucesor.
“Es nuestra esperanza compartida que los ancianos puedan ser bien atendidos, felices y vivir hasta una edad avanzada con buena salud”, ha dicho.
Pero durante el desfile militar del miércoles, Xi no ocultó por completo su edad. Había canas visibles en su cabello, lo que no siempre es el caso de los líderes chinos, quienes a veces se tiñen el cabello de un negro exuberante, incluso en edad avanzada.
Con atención médica las 24 horas, los líderes chinos pueden vivir mucho tiempo. Deng Xiaoping murió a los 92 años y su sucesor, Jiang Zemin, murió a los 96.
Putin, por su parte, diseñó un cambio en la constitución de Rusia en 2020 que le permitiría gobernar hasta 2036, cuando tendría 83 años. Está obsesionado con su salud, dicen las personas que lo conocen, y requirió que aquellos a quienes conoció cara a cara durante la pandemia de COVID-19 se pusieran en cuarentena por hasta dos semanas para verlo.
Este artículo apareció originalmente en The New York Times.
