Loa franceses van a la panadería dos veces al día a comprar sus frescas baguettes, a las que el presidente Emmanuel Macron describió como “250 gramos de magia y perfección”.
Esa tradición está siendo rota por la crisis económica en Francia, el alza del costo de vida y la reducción del poder de compra de las familias. El supermercado alemán Lidl, de bajo costo, salió a competir con los panaderos artesanales franceses y su baguette a 1,09 euros con una baguette de menor calidad, pero que solo cuesta 29 centavos de euro.
Insípida, blanda y harinosa, la baguette de Lidl se vende muy por debajo del precio medio de 1,09 euros de este producto básico, mucho más sabroso, de las 34.000 panaderías artesanales del país. Esta diferencia de precio ha desatado una nueva ronda de la “guerra de las baguettes”, en la que panaderos y molineros acusan a la cadena alemana Lidl y a su rival Aldi de poner en peligro el estilo de vida francés, con su pan a precio reducido.
A 20 kilómetros de Dreux, en Houdan, una próspera ciudad comercial a las afueras de la región parisina, no les gustan las baguettes baratas. “Es una competencia desleal entre los artesanos y los supermercados”, declaró Jean-Luc Legrand, propietario de La Flûte de Chaud Pain, una próspera panadería en el centro del casco antiguo de Houdan, fuera de París. “Es un producto de gancho para las grandes marcas. Es una harina de muy baja calidad. Nosotros usamos un producto de calidad”.
“Los pequeños panaderos no pueden competir con los equipos industriales que utilizan las grandes marcas”, añadió Legrand. Elk nombre de su panadería es un juego de palabras entre “flauta caliente”, un tipo de baguette más ancha, y “flauta de Chopin”.
Patrimonio cultural
El precio de la humilde baguette, un alimento inscripto por la Unesco en 2023 en su lista de “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, ha sido durante mucho tiempo un referente económico. El precio fue fijado por el Estado hasta 1987, cuando se vendía por el equivalente a 0,19 eutos.
La última ola de inflación, tras la pandemia, ha elevado el precio medio por encima del euro, situándolo en torno a los 1,20 euros en París. El elevado costo de la mano de obra en Francia, que representa el 40% del valor del pan, se ha combinado con el aumento de los precios de la electricidad, obligando a algunos panaderos a cerrar.
El precio de la humilde baguette, un alimento inscripto por la Unesco en 2023 en su lista de “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, ha sido durante mucho tiempo un referente económico.
El gusto ha cambiado: el 60 % de los consumidores opta ahora por las baguettes “tradicionales”, más crujientes y ricas, que cuestan unos 0,20 euros más que las de la variedad “ordinaire” y hasta 1,60 en París. Las ventas han disminuido a lo largo de las décadas, pero una familia media de cuatro miembros sigue consumiendo dos baguettes al día.
Los artesanos, que están en sus hornos a las 3 de la madrugada, han luchado, con ayuda del Estado, para combatir la variedad de supermercado, que se precocina, se congela, se hornea allí mismo, y se vende por unos 0,55 euros. Las panaderías tradicionales aún abastecen el 60 % del mercado. La mejor baguette de Francia es un concurso entre todos los artesanos panaderos y el ganador ese año provee su pan al presidente y al palacio del Eliseo.
El estilo de vida en juego
En el último estallido de controversias, en 2022, la cadena de supermercados Leclerc fue acusada de intentar “sabotear el estilo de vida francés”, al ofrecer baguettes durante un tiempo por 0,29 euros.
Esta vez, Lidl y Aldi están en el centro de las acusaciónes por cargos similares. Dominique Anract, presidente de la Confederación Nacional de Panaderías y Pastelerías, declaró: “Esto está destruyendo toda la cadena de valor: la agricultura y la molinería”.
Comparó la masa precocinada de los supermercados, que, según él, contiene numerosos aditivos, con la dedicación de los artesanos con ingredientes de calidad. “Los panaderos artesanos amasan la masa durante más tiempo. Cocinan el pan al instante y es un proceso que lleva horas“, explicó.
Los panaderos instan a las autoridades a tomar medidas contra las dos cadenas de supermercados por infringir la ley francesa contra la venta de “productos de gancho”. Esta prohíbe la venta de cualquier producto a precio inferior al costo, excepto durante los periodos de rebajas establecidos oficialmente.
Lidl niega que su promoción viole la ley. “Producimos grandes volúmenes de baguettes, un modelo muy eficiente que permite grandes economías de escala”, declaró Thomas Braun, director de compras de Lidl Francia.