Vicepresidente de Bolivia en fórmula con Evo Morales entre 2006 y 2019, Álvaro García Linera (62), hace un año no habla con el líder cocalero. Considera que con su actitud mezquina contribuye a lo que anticipa como una victoria de la derecha en las elecciones presidenciales del domingo y por eso cortó el diálogo.
Matemático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se hizo amigo de la líder de las asambleas estudiantiles Claudia Sheinbaum, hoy presidenta de México, se muestra autocrítico. Destroza al presidente Luis Arce, que si bien fue ministro de Economía de Evo Morales, no duda en calificarlo como un “hombre mediocre” y remarca que tanto en Bolivia como en América Latina los progresismos perdieron por malas decisiones económicas.
Sin custodias, cuando suena el timbre García Linera le abre la puerta de su casa del barrio Achumani a Clarín para una charla de una hora sobre el presente de Bolivia. No oculta su “rabia” por la caída del Movimiento Al Socialismo (MAS), que gobernó los últimos casi 20 años en Bolivia, y remarca que una mala gestión económica licua los apoyos sociales.
-¿Esta situación del MAS es un es un fracaso, es el cierre de un ciclo?
-Es el cierre de un ciclo de reformas sociales que arrancó el año 2000 y que ahora ha colapsado de manera estrepitosa. Hay que trabajar para que sea un cierre temporal y haya la suficiente fuerza social para que de aquí a un tiempo haya un renacimiento de una nueva oleada de reformas políticas populares.
-¿Qué se hizo mal para que el cierre se anticipe a lo planeado?
-Los grandes procesos históricos en el mundo siempre tiene un momento de emergencia, de epifanía social expansiva, su estabilización y su declive. Nada es perpetuo en el mundo. Pero hay maneras de gestionar el declive: puedes rutinizar y establecer como una estabilidad gestionada de derechos y de avances. No lo logramos y eso fue puro error nuestro. Soy un convencido de que los progresismos y las izquierdas pierden por sus errores, no por la fuerza de las derechas, ni por los trolls de las redes. Se pierde porque se cometen errores desde el progresismo.
-El progresismo tomó malas decisiones económicas, porque en Argentina subieron la inflación, aquí no tenemos gasolina y los precios de los productos básicos subieron el 100%. Por eso la gente busca otra alternativa. Lo que pasa es que cuando tú afectas el bolsillo de la gente, esto te licua lealtades, te licua acuerdos. La lección es que el progresismo pierde por errores económicos. El progresismo puede volver a levantar con aciertos económicos. El progresismo no ha de perder elecciones si mantiene bien la economía. Y luego vienen otras cosas, derechos, reconocimientos, participación, sí. Pero la economía es la clave para perder o para mantenerte ganando. Por eso, a futuro le corresponde al progresismo plantear a la sociedad las nuevas reformas que recuperen los buenos avances que se han hecho, pero que superen los límites que tienen esos avances. Ahí se va a definir si el progresismo vuelve a renacer.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, conversa con su ex vicepresidente, Álvaro García Linera, en el centro cultural Ollin Yoliztli, en la Ciudad de México, el 26 de noviembre de 2019. Foto AFP
-¿Cuáles son los errores en el caso boliviano?
-Hay dos grandes errores que ayudan a entender esta manera catastrófica de desplome del proceso. Una es unas malísimas decisiones económicas que tomó el gobierno de Luis Arce y que han llevado esta crisis. En verdad se va a perder por la crisis económica. Aquí hay que hacer un día de fila para tener gasolina o en el mercado vas a ver caras molestas porque los productos básicos, arroz, azúcar, leche, carne de pollo, que es lo que consumimos aquí porque es más barata que la carne de res, se han duplicado en los últimos seis meses. El boliviano promedio gasta el 45% de su salario para alimentos básicos y que lo que antes comprabas con ese 45% ahora sea la mitad es devastador. Eso diluye lealtades, genera malestar. Aquí hay un error que puede ser común a todo el progresismo continental que se ha estancado en los logros y en la melancolía de las cosas hechas bien hace 10 años atrás, o hace 15. Pero eso ya no funciona hoy. Estás obligado a nuevas reformas para darle sostenibilidad a tus políticas redistributivas, para levantar actividades productivas que ya están decayendo. Y el gobierno de Luis, y en el debate progresista no hay ese debate. Sobrevivió con lo que se había hecho 15 años atrás y ha cambiado el mundo, ha cambiado el continente, ha cambiado el país. Esta crisis económica es terrible porque genera un malestar y una desafección de sectores populares e indígenas hacia un proyecto y un gobierno que los está empobreciendo, cuando los había sacado de la pobreza. Esta es la principal causa.
-¿Cuál es el segundo gran error?
-Perdemos por nuestros errores. Son nuestros errores los que potencian a la derecha en cualquier parte del mundo, en Argentina, en Ecuador, en Chile, en Brasil. El segundo gran error fue esta transición fallida del liderazgo carismático. Liderazgo carismático es un liderazgo muy fuerte de esos que salen cada 50 ó 100 años, son extraordinarios para tiempos extraordinarios y dejan una huella muy profunda en la psique popular. El liderazgo carismático se obstina por mantenerse como el único candidato, el presidente puesto por él y apoyado por él en 2020, le hizo ganar las elecciones, cree que puede sustituir al líder carismático y que la mejor manera de deshacerse de él es proscribiéndolo. Y el líder carismático, Evo, en represalia a ese marginamiento le hace una guerra económica a Luis que profundiza más aún la debacle, obstruyendo los créditos que le permitían conseguir dólares para traer gasolina o diésel el extranjero, bloqueándole la carretera más de 30 días. El líder carismático, el líder, el caudillo, no está en su mejor momento, es un caudillo ya en su fase crepuscular. Él ya no puede ganar elecciones aún cuando la habilitaran, pero sin él no ganas elecciones. Y así va a ser hasta que se muera. Así son los líderes carismáticos.
-¿Eso pasa con todos los líderes carismáticos?
-Lo popular lo tiene que tomar en cuenta de alguna manera y eso es una ley para cualquier líder carismático del planeta. Ellos ya no pueden ganar elecciones, están más desgastados, tienen menos reflejos, hay un pedazo de la sociedad que también opta por otras fuerzas de renovación, pero sin él, que concentra un núcleo duro de lo más humilde popular, no ganas ninguna elección en Bolivia. No hemos logrado resolver ese tránsito de líder carismático a líder rutinario. Ambición del rutinario, ambición del carismático, falta de generosidad del primero, ineptitud del segundo y el resultado es lo que tú tienes. Hoy las fuerzas de lo popular con suerte se van a mover en torno al 20%. Has perdido casi dos tercios de tu fuerza en 7 u 8 años.
-Lo noto dolor de la noción de saber que van a tardar mucho tiempo en volver al poder -Sí, tengo dolor y bronca porque el proceso que llevó a Evo al gobierno se gestó 20, 30 años previos. Fue muy sacrificado y da rabia que improvisados, mediocres, lo derrochen de una manera tan desvergonzada. Da rabia eso porque, como siempre, los que van a pagar los platos rotos de estas miserias egoístas de los líderes es la gente humilde, los de siempre. La reacción que viene es muy fea, van a sacar a los indígenas del poder. Eso es lo que va a suceder en Bolivia en los siguientes meses. El ajuste es el ajuste del cinturón de la gente humilde, los ricos nunca se ajustan. Devaluación de la moneda, inflación, disparada del precio de los productos, retiro de los trabajadores de puestos laborales, pérdida de derechos sociales, pérdida de bonos, solamente subir la gasolina al precio del mercado internacional significa que una familia humilde con dos hijos, que gasta una tercera parte de su salario para el transporte, va a tener que triplicar porque ahorita el precio de la gasolina es 3,60Bs, a un dólar son 14 pesos.
Recién electo, Evo Morales habla durante una conferencia de prensa mientras su compañero de fórmula, el vicepresidente Álvaro García Linera en el palacio presidencial de la Paz el 22 de diciembre de 2005. Foto Reuters
-El gobierno de Evo Morales, en el que era vicepresidente, empezó a consumir las reservas de hidrocarburos a partir de los subsidios. ¿Hubo error ahí?
-Nosotros ya vimos el declive de la producción de gas y tomamos dos decisiones: nuevos acuerdos aprobados por ley con las empresas privadas extranjeras de exploración y de compromisos de exploración. Y la implementación de otras medidas como el impuesto a las fortunas y la extracción de litio para pasar el pequeño bache que podía darse entre el año 21 y 23, estaba pensado. Y llega Luis, que nunca había sido protagonista de las decisiones económicas fundamentales de antes. La presencia de Luis en el gobierno es una casualidad, es un hombre mediocre y un político mediocre. Siempre lo fue y por casualidad fue el candidato que puso él. Era más un administrador que un decisor o un planificador. Era un administrador de decisiones de otros. Pero a él se le ocurre que puede hacer las cosas distintas: “¿Por qué Evo negocia con las empresas privadas? Lo debe hacer YPFB”. Suena bonito, solo que aquí YPFB, la empresa estatal, no tiene mucho dinero porque de las recaudaciones del gas, la mitad de las ganancias del gas, casi dos tercios se van a las regiones y a los municipios, y solo un tercio, menos de un tercio incluso queda para el IPFB. Arce dijo: “No, yo voy a mejorar la nacionalización, no con acuerdos con las empresas extranjeras”, sino haciendo recaer todo en la empresa estatal que no tiene dinero, ni tiene la formación de la gente para cargar semejante peso. Han pasado 5 años y no tienes más gas. Ese declive que se venía y que podía remontarlo hasta el 23, él simplemente lo ha profundizado. Y va a seguir profundizándose de aquí hasta tres o 4 años hasta que acuerdes con las empresas extranjeras nuevos contratos para que ellos exploren y tú seas propietario, contratos de operación de ese gas. Ese fue un error estratégico garrafal de Luis que lo ha llevado a esto, a que no haya ingresos por la venta de gas del extranjero, que no tengas gas, no tengas gasolina para el consumo interno y que a partir de ello toda la cadena de producción de comercio y de transporte.
-¿Al progresismo le cuesta quitar los beneficios que otorga antes?
-En 2011, en pleno momento de auge económico, quitamos la subvención y hubo protesta social y retrocedimos. Viajó Evo y yo emití un decreto que suspendía la subvención. Lo hice, lo hice. Lo podemos hacer. Luego vino Evo, acordó con los sindicatos de que íbamos a hacer un estudio, pero yo tomé la decisión. Evidentemente cuesta. Pero a veces es necesario tomarla siempre preocupándote de que no afecte a los más pobres, que son tu base social. Por eso nuestro plan estaba basado en impuestos a los ricos temporales hasta que pasemos el bache de ingresos públicos y luego ya les levantas.
-¿Por qué no tiene diálogo con Evo?
-No quiero hablar con él porque me ha disgustado esta actitud poco estratégica, poco generosa con la gente, muy centrada en sí mismo y no en el propio papel que representa para la historia. Es una persona que no se da cuenta el papel que representa en la historia y que mira el mundo a partir de él, solo de él. He oído en sus reflexiones un apego a sentir que está viviendo los años 2003, 2004, 2005, previo a la gestión de gobierno. Si fuera así, me parece una lectura muy equivocada. Fueron momentos de efervescencia social, de las que luego la victoria electoral que tuvimos, fue meramente una coronación. Hoy estás viviendo la desesperación de la gente por ver que va a perder los derechos logrados. Son dos momentos históricos muy diferentes, quizás también eso es parte de las miradas erradas como las que ha planteado un conjunto de propuestas para abordar esta injusta proscripción.