Francia: en Aude, el peor incendio de la historia tiene en alerta a los bomberos y a toda un región rica en viñedos

Mundo2 months ago67 Vistas

Una semana después del mayor incendio del siglo XXI en Francia en la región de Aude, los bomberos siguen de guardia por temor a que se reinicie y la solidaridad crece con las víctimas. Pero todos coinciden: jamás vieron llamaradas anaranjadas parecidas, con un ruido del fuego que arrasaba los árboles secos, y un humo asfixiante y denso, que forzaba la evacuación, a riesgo de la vida misma.

Decenas de personas en la región de Aude perdieron sus hogares en este inmenso incendio, que arrasó más de 17.000 hectáreas de viñedos, campos y bosques en el macizo de las Corbières, entre Carcasonne y Narbona, cerca de la frontera con España y la Costa Azul. Cortó las rutas, los caminos, aisló los pueblos, quemó las casas y los animales. Hubo evacuaciones masivas.

Poco más de una semana después del incendio, las iniciativas de solidaridad siguen en marcha, especialmente para realojar a quienes ya no tienen techo. Serge y Corinne, alrededor de una mesa de madera, disfrutan de su limonada y se saben “homeless” por varios meses. A su casa se la tragó el fuego.

La pareja recuerda las imágenes de las llamas lamiendo las paredes de su edificio, ahora reemplazado por un montón de cenizas.

“Nos alojaron de inmediato y nos atendieron de inmediato. Ni siquiera me había duchado; seguía sucio”, recuerda Serge. “No nos queda mucho. Cuando intentamos comprar ropa, vi a mi esposa abrazada por la cajera y estallando en lágrimas”, recuerda.

Las llamas arrasan una zona boscosa durante un incendio forestal en Saint-Laurent-de-la-Cabrerisse, departamento de Aude, Francia. Foto EFE

Salvar los documentos y a los animales

La gente buscaba salvar su documentación francesa: su pasaporte, su carta vital, su certificado de nacimiento, su licencia de conducir y sus números de cuentas de banco. Pero otros corrían por sus animalitos y sus caballos. Un joven jubilado solo salvó una cosa: su perrito de tres años.

Esa misma noche, su amigo Marc se enteró de la noticia y le abrió la puerta de su casa de piedra. “Es lo menos que podemos hacer”, confiesa el dueño de la casa. “La vida en ese momento te dice que te pongas en marcha, que ayudes, y eso es lo que estamos haciendo. Es un hilo conductor en toda la región. La gente está ahí, se ofrece a ayudar continuamente”. Y sobre todo con ofertas de alojamiento para varios meses.

Fuego escarlata, el crujido de los árboles. Durante incontables horas, el teniente bombero Nicolas Delort y sus colegas desafiaron el incendio que se extendía por más de 17.000 hectáreas.

“Pudimos ver una gran columna de humo, que cubría el cielo a lo largo de varios kilómetros” describió el bombero. Foto EFE

“Pudimos ver una gran columna de humo, que cubría el cielo a lo largo de varios kilómetros” describió.

El pasado martes 5 de agosto, el teniente Nicolas Delort se encontraba a 20 kilómetros del punto de inicio del incendio, que arrasó más de 17.000 hectáreas en el departamento de Aude, cuando se desataron las primeras llamas. En el camino con algunos colegas, recibió la información “por radio”.

“Nos dimos la vuelta rápidamente. Sabíamos que el riesgo era alto. Hacía calor, viento y llevábamos varias semanas de sequía. Se dieron todos los factores agravantes”, explicó el bombero.

Al llegar al lugar, descubrió la magnitud de los daños: “En mis 31 años de servicio, nunca había visto algo igual”. Era la primera vez que me enfrentaba a un frente de llamas tan potente. El ruido era sordo, el crujido de las ramas de los árboles impresionante, y las llamas eran de un rojo brillante… Eran colores extraordinarios”, comentó.

La velocidad a la que se propagaba el fuego, a más de 5 km/h, preocupó de inmediato al bombero. “Es tan rápido como una persona caminando”, comparó Nicolas Delort. La adrenalina se apoderó rápidamente del bombero. “Sabíamos desde el principio que estábamos en un proyecto importante. Conocemos nuestro trabajo, pero aún había algo de miedo”, dijo.

Más de 24 horas luchando contra las llamas sin dormir, comer ni beber. “En momentos como estos, no tienes hambre. Sin embargo, tienes sed. Tuve que hidratarme urgentemente en cuanto pude volver al camión. Con este calor, sudamos mucho, sobre todo porque levantamos mangueras de agua de varios kilos”, explicó el bombero de Carcassonne.

Los riesgos de combatir el fuego

La fatiga y la deshidratación pueden exponer a los bomberos a enfermedades. Afortunadamente, Nicolas Delort no se encontró en esta situación. “Cuando ves caer a otros, no piensas que tú también podrías caer. Simplemente te lanzas y piensas en tu misión principal”, añade.

Un avión de extinción de incendios lanza agua sobre un incendio forestal cerca de Saint Laurent de la Cabrerisse, en Aude. Foto EFE

“Es fundamental mantener la concentración. Lideramos a nuestros equipos con la mente despejada para contrarrestar la fatiga”. Un momento de distracción y el desastre es inevitable” explicó..

“Teníamos que apagar este incendio incesante. Sabía que la tarea aún sería larga, pero que finalmente lo lograríamos. Teníamos que traer a nuestros hombres a casa. Todos los recursos estaban disponibles para hacerlo. Este optimismo dio sus frutos, ya que el incendio fue controlado la noche del jueves 7 de agosto”, contó.

A pesar de todo, la misión no ha terminado del todo para Nicolas Delort y sus colegas. El cambio climático lo ha cambiado todo. En medio de una ola de calor, los bomberos permanecen vigilantes. Hay más incendios. Todos los bosques en Francia están en emergencia roja por el temor a un incendio.

“La gente no necesariamente se da cuenta. Pero hay incendios a diario en la región ahora mismo”, señaló el teniente.

El 90% de los incendios ya son de origen humano. El 5 de agosto no hubo ninguna tormenta que pudiera haber incendiado la zona. Y aunque tras el inicio del megaincendio se planteó la hipótesis inicial de que una colilla de cigarrillo fue arrojada al borde de la carretera, esta ya no parece tener fundamento. Fue Alain Coste, alcalde de Ribaute, quien la planteó.

En los últimos días, los ciudadanos no han tardado en felicitar a sus héroes. En los parques de bomberos de toda la región, las muestras de cariño hacia los bomberos se han multiplicado.

“La gente vino a traernos comida y bebida para agradecernos. Incluso nos aplaudieron. Es reconfortante”, cuentan

Ahora ha surgido otra preocupación: la caza de los animales en las zonas de incendio. El incendio no solo destrozó ecológicamente el bosque sino que golpea duramente a la fauna que reside en el. Las especies que sobrevivieron ahora se encuentran frente a otro peligro: la caza, cuya temporada se inicia tras el verano.

Esos animales que sobrevivieron deberán reconstruir su hábitat, luchar por su sobrevivencia, arriesgar la extinción. Para la recuperación ecológica de las áreas incendiadas, la caza debería prohibirse esta temporada.

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