En los 27 países europeos —entre los que se encuentran potencias industriales como Alemania, Francia e Italia—, que el domingo firmaron un acuerdo general con Estados Unidos, no reina una sensación de victoria entre sus 447 millones de habitantes. El triunfal presidente de EE.UU., Donald Trump, calificó el pacto como “el mayor acuerdo jamás alcanzado”.
Por el contrario, la mayoría se consuela con la convicción de que se ha logrado la mejor solución posible, ya que la alternativa era mucho peor.
“La Unión Europea paga un precio elevado a cambio de la ‘estabilidad’ en sus relaciones con Estados Unidos”, escribe el Corriere della Sera, reflejando el ánimo general.
Hasta ahora, los países europeos pagaban aranceles del 4,8% sobre sus mercancías en el mercado estadounidense. Desde hoy, el arancel general se ha fijado en el 15%. Trump había establecido un 30% y mantuvo a los europeos “contra la pared” durante 117 días, amenazándolos con una catástrofe. En la práctica, el 15% significa un aumento de poco más del 10% para los europeos.
Pero el presidente norteamericano impuso también en su negociación con la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, que los europeos adquieran durante tres años energía, sobre todo gas, estadounidense por 750 mil millones de dólares y 600 mil millones en inversiones en EE. UU. durante el mismo período.
Tras el coloquio que duró una hora en el campo de golf escocés Trump Turnberry, propiedad de la familia del presidente estadounidense, la presidenta de la Comisión Europea dijo que el acuerdo “traerá estabilidad”.
Giorgia Meloni, firme aliada de Donald Trump, evitó la euforia y dijo que “hay una serie de elementos que faltan por definir”, aunque saludó el acuerdo.
Los partidos de la oposición italiana, la mayoría de centro-izquierda, dijeron que el resultado “certifica la rendición de Europa y el fracaso de las políticas del gobierno Meloni”. Angelo Bonelli, de los Verdes, dijo que Meloni “vendió el alma a Trump”.
Desde la oposición se anuncian daños por 23 mil millones de euros y la pérdida de cien mil puestos de trabajo.
Pero el gobierno de Meloni no parece haber entrado en crisis. Tampoco el presidente húngaro, Viktor Orbán, líder del gobierno derechista de su país. “Este acuerdo será difícil de vender como un éxito”, dijo.
El economista Paolo Gentiloni señaló que “la sustancia es que 530 mil millones de euros de mercancías europeas, 65 mil millones de las cuales son italianas, exportadas cada año a EE. UU., tendrán una sobretasa sin precedentes del 15%”.
El ministro de Asuntos Europeos, Tommaso Foti, dijo que “es un hecho que el aumento de los aranceles aduaneros se refleja negativamente, tanto en los consumidores como en los productores, pero no olvidemos que Trump anunció la tasa del 30% sobre las mercancías a partir del 1 de agosto, a menos que se llegara a un acuerdo”.
“Lo importante desde el punto de vista comercial es que Italia se ha asegurado un acceso continuo al mercado estadounidense, que es cada día más amplio e importante”, señaló el ministro.
En los últimos cinco años, las exportaciones italianas en el mundo aumentaron un 30%. En 2024 llegaron a 623 mil millones de euros, con un superávit de 53 mil millones respecto al año anterior.
La premier Meloni dijo que, a nivel italiano y europeo, lo mejor es ayudar a los sectores que se verán más afectados por las medidas. Meloni comenzó nuevas conversaciones con los jefes industriales y otros sectores empresariales.