La voluntad de Donald Trump de aplicar aranceles del 30% a las mercaderías y servicios que llegan desde los 27 países de la Unión Europea, ha caído como una bomba devastadora en las relaciones con países como Italia, con el que ha mantenido los intercambios más altos, ahora en serio peligro por la decisión del presidente norteamericano.
Los daños prometen ser muy duros, aunque Trump dijo el miércoles que espera hacer concesiones entre el 1 y el 8 de agosto, el plazo estrecho que puso a las negociaciones.
Italia, Alemania y Francia son, lejos, los tres socios que encabezan la lista de los países de la Unión Europea que han puesto el grito en el cielo y amenazan con represalias. Los italianos fueron concretos: dijeron que si Trump no afloja aplicarán medidas inmediatas por 27 mil millones dólares de respuesta.
En Italia los temores que las relaciones con “el amigo” Trump lleven a un empeoramiento real de las relaciones, han reanimdado las propuestas de repatriar el tesoro de lingotes de oro italiano en EE.UU., que constituyen la mitad de un total de 2,482 toneladas. En total Italia posee oro por 196.00 millones de dólares. Ahora muchos prefieren que todo esté en casa para evitar sorpresas.
La primer ministro Giorgia Meloni se mantiene callada. Tiene sus razones. Cuando llegó al Parlamento hace casi veinte años su primera gran intervención fue reclamar que el oro italiano en Estados Unidos fuera de inmediato repatriado. No le hicieron caso y ahora es notoria su fidelidad como aliada de Donald Trump.
En Italia estas son horas de hacer las cuentas para medir exactamente las dimensiones del daño si se aplican los aranceles al 30%. Pero también cuáles serían las proporciones de la respuesta ya estimada en al menos en 27 mil millones de dólares.
A través del Atlántico en los últimos decenios se la consolidado la relación económica más integrada del mundo. Los intercambios entre EE.UU. y los 27 países europeos valen un billón seiscientos mil millones de euros, el 43% del Producto Bruto mundial.
Los europeos arden por mostrar mejor a los norteamericanos que no están condenados al inmovilismo. Hay un mundo allí afuera, socios estratégicos abiertos al diálogo. Sobre todo en Asia y América del Sur.
Hay economías en rápido desarrollo, como la de Indonesia, candidato a socio de los europeos en los próximos años, en sectores como agroalimentación, automotores, acero y tecnología digital. Por no hablar de la enorme Indonesia verde. La Comisión Europea estima que Indonesia será un gran mercaado de exportación de muchos productos europeos.
Y en Sudamérica está el Mercosur capaz de recibir productos y servicios europeos. Y en el continente también está México, que ofrece brillantes perspectivas a la Unión Europea.
Está la alianza de los países del grupo Brics que tienen los brazos abiertos para los intercambios y negocios. Es el momento para asumir una posición fuerte, acompañar la decisión de las posturas firmes que anuncian Francia y Alemania.
Las discusiones políticas aumentan continuamente de tono y las discusiones invitan a las posiciones prudentes pero firmes frente a los desplantes de Trump. Hay que convencerlo de la voluntad de desarrollar un mercado global sano con oportunidades para todos. Inútil amenazar con murallas. Trump anunció que las negociaciones con los europeos iniciarán el 1 de agosto y concluirán ocho días después.