Brasil manifestó a Estados Unidos su “indignación” ante los anuncios de aranceles, pero reiteró que “sigue listo para dialogar” sobre el comercio entre los dos países, según una carta difundida este miércoles.
El documento fue enviado el martes al secretario estadounidense de Comercio, Howard Lutnick, y al representante comercial Jamieson Greer.
“Brasil sigue listo para dialogar con las autoridades estadounidenses y negociar una solución mutuamente aceptable sobre los aspectos comerciales de la agenda bilateral”, señala la misiva, firmada por el vicepresidente y ministro de Industria y Comercio, Geraldo Alckmin, y el canciller, Mauro Vieira.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó la semana pasada a Brasil, gobernado por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, con aranceles del 50% a las importaciones brasileñas a partir del 1 de agosto.
En la carta oficial, el gobierno brasileño manifestó su “indignación” por la medida y alertó sobre los posibles efectos económicos de estas tasas.
“La imposición de aranceles tendrá un impacto muy negativo en sectores importantes de ambas economías, lo que pone en riesgo una sociedad económica históricamente fuerte“, señaló en el texto de una página.
“En los dos siglos de relación bilateral entre Brasil y Estados Unidos, el comercio ha demostrado ser uno de los pilares más importantes de la cooperación y la prosperidad entre las dos economías más grandes de las Américas”, indicó.
Apuntó que incluso antes del anuncio, Brasil “ha dialogado de buena fe con las autoridades estadounidenses en busca de alternativas para mejorar el comercio bilateral”, a pesar de que el país acumula un déficit comercial tanto en bienes como en servicios que casi alcanza los 410.000 millones de dólares en los últimos 15 años, según datos del propio Gobierno de Estados Unidos.
La carta brasileña no menciona una investigación abierta también el martes por el gobierno de Trump al país suramericano por sus prácticas comerciales.
Esa investigación también prevé abarcar los “ataques de Brasil a las empresas estadounidenses de redes sociales”, en referencia a fallos de la justicia brasileña sobre regulación de las plataformas digitales.
Brasil señaló que desde hace meses solicitó a Estados Unidos identificar áreas de preocupación en el comercio bilateral y que en mayo presentó una “minuta confidencial de propuesta” para explorar “soluciones mutuamente acordadas”. “El gobierno brasileño aún aguarda la respuesta de Estados Unidos”, apuntaron Alckmin y Vieira en la carta del martes.
La inesperada crisis con Estados Unidos ha levantado la popularidad de Lula, quien ha invocado un mensaje de unidad nacional ante la “injerencia” estadounidense.
La aprobación del exsindicalista, que ya gobernó Brasil entre 2003 y 2010, subió tres puntos a 43%, y la desaprobación bajó de 57% a 53%, entre mayo y julio, según un sondeo de la firma Quaest.
Representante del Congreso y del Gobierno de Brasil expresaron su unidad en defensa de la soberanía brasileña con relación a los aranceles. Los presidentes del Senado, Davi Alcolumbre, y de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, se reunieron la mañana de este miércoles con el vicepresidente de la República, Geraldo Alckmin, y la ministra de la Secretaría de Relaciones Institucionales, Gleisi Hoffmann.
“Estamos unidos y comprometidos en defender los intereses de Brasil a través del diálogo y la negociación”, declaró Alckmin, quien también es ministro de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil.
El vicepresidente agradeció al mandatario Lula da Silva por “la confianza”, así como a los presidentes del Senado y de los Diputados “por el trabajo conjunto”.
Alckmin, quien representa al Gobierno de Brasil en las conversaciones con el sector empresarial respecto al tema de los aranceles anunciados por Trump, aseveró que la medida de Estados Unidos es de manera total “inadecuada e injusta”.
Recordó que la balanza comercial entre Brasil y Estados Unidos es favorable a los estadounidenses, además de que entre los 10 productos que el país gobernado por Trump más exporta a Brasil, ocho no tienen gravamen y la tarifa de importación aplicada por el país sudamericano es del 2,7 por ciento en promedio.