El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este viernes que Washington enviará armas, incluidos sistemas de defensa aérea Patriot, a Ucrania través de la OTAN, en un endurecimiento de su postura contra el presidente ruso Vladimir Putin.
La atención se centra en el próximo lunes, cuando Trump prometió hacer un “gran anuncio sobre Rusia”, tras sentirse “decepcionado” por Putin. “Ya verán lo que pasa”, dijo a los periodistas que le preguntaban sobre los drones rusos que impactaron en un hospital de maternidad en Járkov, antes de su visita a las zonas afectadas por las inundaciones en Texas.
“Vamos a enviar Patriots a la OTAN y luego la OTAN los distribuirá”, dijo Trump a CBS News, y agregó que la alianza pagaría por los sistemas.
El sistema de misiles Patriot puede detectar e interceptar una amplia gama de objetivos aéreos que se aproximan, en particular misiles balísticos de alta gama, y está considerado como uno de los mejores del mundo, en un momento en que Moscú está aumentando sus ataques nocturnos con misiles y drones en medio de su guerra total contra Ucrania, ahora en su cuarto año.
Con esta medida y un paquete de sanciones contra Rusia que planea aprobarse próximamente en el Congreso, Trump parece dispuesto a aumentar la presión contra Putin, después de haber intentado en vano durante casi seis meses convencerlo de negociar la paz con Kiev.
Desde que asumió el poder, Trump les ha dicho repetidamente a sus confidentes que la de Ucrania “no es mi guerra” e intentó usar sus artes negociadoras para resolver el conflicto. Pero se encontró con un rival como Putin que no está dispuesto a ceder un ápice e incluso no tuvo empacho en desatar el jueves de la semana pasada un bombardeo aéreo masivo sobre Ucrania después de colgar el teléfono tras una llamada con Trump.
Si Estados Unidos comienza a enviar armas al conflicto ya comenzaría a ser “suyo”, opina su entorno. Sin embargo, el jefe de la Casa Banca parece haber superado parte de su reticencia a usar la fuerza militar cuando bombardeó los sitios nucleares de Irán, y algunos asesores creen que puede encontrar una justificación similar para enviar a Ucrania armamento defensivo.
El paquete podría valer alrededor de 300 millones de dólares y, además de los Patriots, podría incluir cohetes ofensivos de mediano alcance. Sería un giro después de que el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, bloqueara la ayuda militar a Kiev sin siquiera informar al presidente.
Mientras aumenta la exasperación de Trump con Putin, también crece el acercamiento con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, a quien maltrató meses atrás en el Salón Oval.
Trump mantuvo la semana pasada con Zelenski una llamada telefónica “amistosa y productiva”, al igual que su reunión una semana antes en una reunión de la OTAN en La Haya. “Ellos (los ucranianos) deberían sentirse mejor de lo que se han sentido en cualquier momento durante la presidencia de Trump”, dijo a Axios una fuente familiarizada con las negociaciones. “Putin es un imbécil”.
En un discurso en la Conferencia de Recuperación de Ucrania en Roma el jueves, Zelenski, dijo que Alemania pagaría por dos de los sistemas Patriot, mientras que Noruega acordó suministrar uno. Otros socios europeos también han dicho que están preparados para ayudar, dijo Zelenski.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo el viernes que algunas de las armas fabricadas en Estados Unidos que busca Ucrania ya están desplegadas con los aliados de la OTAN en Europa.
Esas armas podrían transferirse a Ucrania rápidamente, y los países europeos podrían comprar reemplazos a Estados Unidos, dijo. “Es mucho más rápido mover algo, por ejemplo, de Alemania a Ucrania que pedirlo a una fábrica (estadounidense) y llevarlo allí”, dijo Rubio a los periodistas durante una visita a Kuala Lumpur.
Mientras tanto, el Congreso trata un nuevo paquete bipartidista de sanciones destinado a obligar a Rusia a sentarse a la mesa de negociaciones y podría someterse a votación en el Senado antes del receso de agosto.
El proyecto de ley exige un arancel del 500% sobre los productos de los países que siguen comprando petróleo, gas, uranio y otras exportaciones rusas. Apunta a naciones como China e India, que representan aproximadamente el 70% del comercio energético de Rusia y financian gran parte de su esfuerzo bélico.
Son sanciones muy temidas por Moscú porque corren el riesgo de minar el apoyo de sus principales aliados.
Trump exigió un cambio para firmar la ley, que reservaría la decisión de usarla o no únicamente al presidente -y no al Congreso- y así seguiría siendo el único árbitro del juego.