“Mantequilla” Nápoles: Grande entre los grandes

Plusdeporte3 months ago52 Vistas


El próximo 16 de agosto se cumplirán seis años de la desaparición física del púgil de origen cubano y nacionalizado mexicano José Ángel Nápoles —simplemente “Mantequilla” Nápoles para el boxeo y sus aficionados—, fallecido en Ciudad de México a los 79 años. Su vida fue profesionalmente brillante, aunque marcada por la desdicha económica en sus últimos días. Nápoles es, sin lugar a dudas, uno de los más grandes exponentes en la historia del boxeo, donde ocupa un lugar preponderante.

Tanto es así que la prestigiosa revista especializada The Ring lo clasificó en 2007 en el puesto 32 entre los 100 mejores boxeadores de todos los tiempos.

Vale destacar que Nápoles fue una figura que trascendió el ámbito latinoamericano donde nació. Su trayectoria en el universo del cuadrilátero brilló desde sus inicios en su natal Cuba, en una carrera poco común, reservada para los elegidos a la inmortalidad.

Nació el 13 de abril de 1940 en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más importante del país. Cuando el gobierno revolucionario prohibió el boxeo profesional —y el deporte rentado en general—, un joven Nápoles tomó sus maletas, se radicó en México y reanudó allí su carrera. Ese país sería no solo su hogar adoptivo, sino también el lugar donde exhalaría su último aliento.

Antes de su partida de Cuba ya había debutado profesionalmente el 1 de agosto de 1958, con 18 años, frente a un tal Julio Rojas, a quien despachó sin complicaciones en el primer asalto.

Ya sumaba más de treinta victorias cuando, desde Ciudad de México, viajó a Caracas, Venezuela, para enfrentar al estadounidense L.C. Morgan el 30 de noviembre de 1963, a quien venció en siete asaltos. Siete meses más tarde, exactamente el 22 de junio de 1964, regresó a la capital venezolana para medirse en el Nuevo Circo caraqueño al ídolo local Carlos “Morocho” Hernández, quien meses después —el 18 de enero de 1965— se consagraría campeón mundial superligero de la Asociación Mundial de Boxeo, el primer venezolano en lograr un título mundial, con una victoria polémica por decisión dividida ante el estadounidense Eddie Perkins.

En el cuarto asalto de aquella pelea, hace ya 61 años, Hernández derribó a Nápoles con un 1-2 culminado con una potente derecha. Sin embargo, el “Mantecas” —como lo bautizó la afición mexicana— se recuperó tras el conteo de protección y, tres rounds más tarde, acorraló en las sogas a Hernández y lo castigó sin tregua, obligando al réferi Críspulo Salazar a detener las acciones, con un “Morocho” tambaleante y aún de pie.

Días después del combate, circuló profusamente en Caracas el rumor —nunca comprobado— de que, al llegar los periodistas al vestuario, Nápoles le preguntó a su apoderado, el periodista Cuco Conde (también cubano): “¿En qué round me noqueó?”. A lo que Cuco, molesto, le habría respondido: “No hables boberías. Ganaste por KO”.

Un campeón duradero

En abril del año siguiente, “Mantequilla” regresó a Caracas y noqueó en dos asaltos al italiano Giordano Campari. Cuatro años después, el 18 de abril de 1969, conquistó los títulos mundiales welter de la AMB y el CMB con un nocaut en el 13° round ante el estadounidense Curtis Cokes, en el Fórum de Inglewood, California.

Ese contundente triunfo marcó el inicio de un reinado prolongado, interrumpido brevemente tras su tercera defensa. En total, sumó 15 defensas en distintos escenarios durante una carrera que se extendió 17 años, entre 1958 y 1975, con un récord de 88 peleas, 81 victorias (54 por KO), 7 derrotas (4 por KO) y ningún empate.

Tras vencer a Cokes, realizó su primera defensa contra el aguerrido Emile Griffith el 14 de octubre de 1969, a quien derrotó por puntos en 15 asaltos, la distancia reglamentaria de entonces. Luego superó también en 15 asaltos a Ernie López el 14 de febrero de 1970. Sin embargo, el 4 de junio de 1971, perdió sus dos cinturones frente a Billy Backus, quien lo noqueó a los 55 segundos del cuarto asalto.

“Mantequilla” regresó en marzo del año siguiente con una victoria en 10 rounds sobre Manuel González. En la revancha, vengó su derrota contra Backus al noquearlo al 1:53 del octavo asalto, el 4 de junio de 1971, para recuperar el trono. Luego, en peleas sin título, venció sucesivamente a David Meléndez, Jean Josselin y Esteban Osuna, antes de defender nuevamente sus coronas ante Hedgemon Lewis (victoria por decisión en 15, el 14 de diciembre de 1971) y el británico Ralph Charles (nocaut técnico en Wembley, el 28 de marzo de 1972).

Le siguieron Adolph Pruitt (KOT2) el 10 de junio de ese año, Edmundo Leite (KOT2, sin título en juego), una segunda victoria sobre Ernie López (KOT7, en febrero de 1973), y otra decisión en 15 ante el francés Roger Menetrey (22 de septiembre de 1973). Cerró ese año con una victoria por puntos sobre el canadiense Clyde Gray, en otra defensa exitosa.

Monzón en el camino

El incansable Nápoles —reconocido por su velocidad, su elegante desplazamiento, su habilidad esquiva (de ahí el apodo), sus manos rápidas y su potencia— comenzó 1974 con una de las peleas más recordadas de su carrera: un desafío contra el legendario campeón mediano argentino Carlos Monzón.

El combate, celebrado en París el 9 de febrero, fue desigual desde el pesaje: Monzón marcó 72,574 kg contra 69,400 kg de Nápoles. A la hora del combate, la diferencia seguramente superaba los 2,5 kilos. Con una ventaja física evidente, el argentino no tuvo mayores dificultades para imponerse por nocaut técnico en el séptimo asalto.

Aquel encuentro, presenciado por numerosas celebridades (Anthony Quinn, Jean Claude Lelouch, Jean-Paul Belmondo, Pierre Cardin, Julio Cortázar —quien luego escribiría el cuento La noche de Mantequilla), fue detenido cuando Angelo Dundee, entrenador de Nápoles, indicó al árbitro Raymond Baldeyrou que su pupilo no debía continuar.

Nápoles volvió al ring seis meses después. El 2 de agosto derrotó nuevamente a Hedgemon Lewis, luego noqueó en tres asaltos al argentino Horacio Saldaño y sumó dos decisiones en 15 asaltos frente al mexicano Armando Muñiz.

Cerró su brillante carrera el 6 de diciembre de 1975, cuando perdió sus dos cinturones (AMB y CMB) ante el británico John Stracey, quien lo venció por KOT a los 2:30 del sexto asalto en la Monumental Plaza de Toros de Ciudad de México.

Años después, el excampeón fue incluido en el Salón de la Fama (1982) y en el Salón Internacional de Boxeo de Canastota, Nueva York (1990).

Los últimos días de “Mantequilla” fueron tristes y penosos. La fortuna que forjó con los puños se esfumó entre malos negocios y una vida desordenada, marcada especialmente por el alcohol. Murió prácticamente en la indigencia, en la fecha ya mencionada.

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